Dr. Eduardo Junco

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Has salido de casa abrigada, te has lavado las manos y tomado las vitaminas aconsejadas, pero, aún así acabas cogiendo la gripe. Una enfermedad molesta, que nos provoca un gran malestar y que aparece de visita año tras año. Estamos tan habituados a convivir con ella que, son infinitos los consejos que escuchamos sobre cómo prevenir y curar la gripe. Pero, ¿qué hay de cierto en todos ellos? Empecemos por conocerla.

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Epidemia de gripe

La gripe es una enfermedad infecciosa, epidémica y estacional. Tiene su origen en el contagio de unos virus pertenecientes a la familia de los Orthomixovirus, conocidos como virus de la influenza, cuyos grupos A y B son los que ocasionan las infecciones en la especie humana.

Parece ser que la primera epidemia de gripe se produjo en Europa durante los años 1173-74,  y que la pandemia más virulenta se padeció en 1918, donde murieron 21 millones de personas, aproximadamente uno de cada cien habitantes del planeta.

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Cómo se produce el contagio

La infección se trasmite a través de la vía aérea, de persona a persona. Las gotitas de secreciones como la saliva, o los mocos, emitidas a través de la respiración, el estornudo o la tos quedan suspendidas en el espacio durante escaso tiempo. Cuando son inhaladas por otra persona, el virus ingresa en el aparato respiratorio, traspasa el epitelio y se reproduce rápidamente en el núcleo de las células epiteliales, donde se replica.

Existen otras formas de contagio menos frecuentes a través de las secreciones respiratorias en pañuelos, vasos, cubiertos, etc.

Qué sintomatología presenta

Los síntomas aparecen bruscamente y, en ocasiones, de forma explosiva con fiebre elevada, dolor de cabeza, tos, aumento de las secreciones respiratorias, afectación del estado general, dolores musculares y articulares, decaimiento y fatiga.

La enfermedad tiene una duración variable en dependencia del estado inmunológico del paciente y de las complicaciones, pero suele evolucionar entre tres y seis días.

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Medidas generales de prevención

La vida al aire libre, el ejercicio físico moderado, la alimentación compuesta por alimentos frescos y naturales, evitar el contacto con personas afectadas y la prevención ambiental, son medidas muy beneficiosas para evitar el contagio.

Hay que dejar bien claro que el frío no es causa de padecer la gripe. Para que esta se produzca, tiene que existir un contagio de otra persona afectada y, por lo tanto, se da en ambientes cerrados y cargados donde el contagio es muy fácil.

Tratamiento sintomático

El reposo en cama, aumentar la ingestión de líquidos, controlar la fiebre y el malestar con antitérmicos, los lavados nasales y la humedad ambiental pueden ser medidas beneficiosas. El uso de mascarilla y quedarse en casa también suelen ser eficaces como medidas de prevención y para evitar contagiar la enfermedad.

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Falsos mitos y remedios caseros

La gripe es una enfermedad estacional y suele aparecer en los meses fríos al comienzo del invierno. Es por ello que mucha gente piensa que el frío puede tener relación con el contagio y la aparición de los síntomas, pero tal creencia es errónea, pues es el contagio realizado por otra persona el causante de la enfermedad.

Igualmente, la creencia de que en el tratamiento de la gripe es beneficiosa la ingestión de bebidas alcohólicas es equivocada. Pese a que el alcohol es un vasodilatador periférico y favorezca la sudoración, el perjuicio que causa al organismo durante una enfermedad aguda febril es mucho mayor que su beneficio.

La equinácea y el té de saúco son remedios populares de relativa eficacia para la prevención y el tratamiento de la gripe.

Cuáles son los tratamientos 

Los antivirales son medicamentos, relativamente recientes, que se utilizan desde hace poco tiempo en el tratamiento de la gripe. La amantadina y la rimantadina actúan inhibiendo la replicación de los virus en la mucosa respiratoria. Se administran por vía oral y disminuyen eficazmente los síntomas generales y la fiebre, pero han de usarse precozmente si se quiere que su acción sea de utilidad.

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Otro medicamento, el zanamivir se administra en forma de polvo inhalado, cada 12 horas durante cinco días, y también puede utilizarse en una sola dosis diaria como tratamiento de prevención en ambientes muy contaminados.

El oseltamivir, que se administra por vía oral, es otro medicamento que se activa al ser ingerido y que puede utilizarse también como tratamiento de prevención.

La mejor medicina; la prevención

La mejor forma de tratar esta enfermedad es prevenirla. Para ello, existen vacunas periódicas y anuales de demostrada eficacia que, aplicadas al comienzo del otoño, previenen la aparición de la enfermedad.

Están compuestas, por ejemplo, por tres cepas de diferentes virus, A/California (H1N1) 2009, A/Victoria (H3N2) 2011, B/ Massachusetts 2012 y en las tetravalentes el B/Brisbane 2008, que son los virus que, en su día, causaron las últimas epidemias en el otro hemisferio.

Los grupos de riesgo que deben vacunarse, son:

• Mayores de 65 años.
• Enfermos crónicos cardio-pulmonares.
• Diabéticos, asmáticos, nefropatías, obesos, etc.
• Embarazadas.
• Sanitarios, bomberos, policía, maestros y otras profesiones de trascendencia social.    

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