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¿Te has preguntado alguna vez por qué tu cuerpo realiza diversas actividades vitales de manera inconsciente sin que puedas controlarlas? El responsable es el nervio vago. Recibe este curioso nombre porque es el que controla las funciones y actos involuntarios del cuerpo como la respiración, la circulación sanguínea o los latidos del corazón. Puede que en alguna ocasión hayas oído hablar de él, pero no tengas muy clara su importante función dentro del organismo. Forma parte de los llamados pares craneales y constituye uno de los principales motores del sistema nervioso autónomo a nivel parasimpático (involuntario).
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Es uno de los nervios más largos y conecta el cerebro con diversos órganos vitales -entre los que destaca el corazón, bronquios, estómago, esófago, intestino, páncreas e hígado- y es el responsable de la sensibilidad de las amígdalas, la parte posterior de la nariz y la faringe, el oído y la laringe. Sin duda, un elemento fundamental en el correcto funcionamiento del organismo. ¿Quieres saber más sobre él?
Controla el funcionamiento de órganos vitales
El Dr. Juan Carlos Portilla, Vocal de la Sociedad Española de Neurología incide en que, tanto por su función sensitiva y motora, como por su participación en el sistema nervioso autónomo, el nervio vago participa en funciones de máxima importancia para nuestro organismo. Se pueden agrupar a varios niveles:
- Cardiovascular. Sus efectos sobre el corazón incluyen la disminución de la frecuencia cardiaca y de la tensión arterial.
- Respiratorio. Facilita la contracción de los bronquios y aumenta sus secreciones.
- Gastrointestinal. Aumenta la motilidad (habilidad de moverse espontánea e independientemente) gástrica y la actividad intestinal, además de relajar los esfínteres.
- Urinario. Participa en el control de la micción, favoreciendo la expulsión de orina.
- Hormonal. También influye en otras funciones metabólicas, controlando, por ejemplo, la tiroides o la secreción de insulina por parte del páncreas.
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Favorece la calma
Su funcionamiento también puede afectar a la salud mental, sobre todo en lo que afecta al estrés y la ansiedad. El experto señala que existen estudios que plantean que una mayor actividad del nervio vago (por su función parasimpática), se asocia a una situación de calma y reserva energética. Esto es debido, fundamentalmente, a una menor frecuencia cardíaca, una menor tensión arterial, un patrón respiratorio más calmado y una menor actividad cerebral de excitación.
¿Cómo mantenerlo en forma?
Viendo todos estos factores queda muy clara la importancia de un correcto funcionamiento del nervio vago. Este puede verse afectado por diversas enfermedades como algunos tipos de tumores y traumatismos que puedan provocar compresión durante su recorrido; dolencias cerebrales localizadas en el tronco del encéfalo (como el ictus); algunas patologías autoinmunes y neurodegenerativas; o la diabetes mellitus. El doctor Portilla indica que su lesión puede provocar dolor en la garganta, dificultad para tragar, trastornos en la regulación circulatoria (con mal control de la tensión arterial y de la frecuencia cardíaca), pérdida de conocimiento, náuseas, vómitos, pérdida de peso, estreñimiento y retención de orina.
No obstante, hay técnicas para facilitar su estimulación. Desde el punto de vista médico, existen diversos dispositivos eléctricos que pueden aplicarse externamente o mediante cirugía y que se usan en enfermedades como la epilepsia, la migraña y la depresión, entre otras. Aunque el doctor insiste en que no existen estudios que aseguren su eficacia, algunas de las recomendaciones para su cuidado incluyen el evitar la exposición a factores externos irritativos (como el abuso de bebidas frías), ejercitarlo mediante una respiración profunda y lenta, así como diafragmática y algunos tipos de masajes.
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