¿Te apuntas al 'slow food'?
Esta filosofía nació con el objetivo de exaltar el placer del 'comer bien' y acabar con la fiebre por la comida rápida
Zumo de brick para desayunar, lasaña de microondas para comer, napolitanas procesadas para merendar y pizza congelada para cenar. El estrés, el ritmo frenético y las ofertas del supermercado han propiciado que muchas personas se hayan visto 'obligadas' a descuidar sus hábitos. La rapidez marca el estilo de vida actual y, en muchas ocasiones, el precio a pagar se traduce en una pérdida de atención de algunos pilares fundamentales de la rutina diaria, como la alimentación. Algunos de los productos que metemos en la cesta de la compra son de dudosa calidad y procedencia y cada vez dedicamos menos tiempo a la hora de sentarnos a la mesa. La realidad es que, a pesar de ser uno de los aspectos más importantes, la dieta se ha convertido en uno de los grandes 'perjudicados' en esta fast life.
Sin embargo, mientras algunos se dejan conquistar por las facilidades que presenta la comida rápida e industrial, otros están tomando conciencia del problema y apuestan por exaltar el disfrute de una comida fresca, casera y tranquila. En definitiva, comer como lo hacían nuestros abuelos. En este sentido encontramos la slow food, un estilo de vida fundado en los 80 por el sociólogo y gastrónomo Carlo Petrini, que cada día gana más adeptos. ¿El objetivo? Combatir la cultura del fast food, exaltar el disfrute de una comida casera y tranquila y recordar el placer que supone comer bien.
Leer: ¿Conoces la cocina 'raw'?
¿Qué es la 'slow food'?
Este movimiento se creó en Italia, en 1986, después de una manifestación que tuvo lugar en el futuro emplazamiento de un McDonald’s, situado a los pies de la Plaza de España de Roma. Como protesta ante el auge de la comida rápida, decidieron crear una asociación que promoviera el placer de comer despacio, los productos naturales, las materias primas de calidad, las recetas locales y el deleite en los sentidos del gusto y el olfato sin prisa ninguna. Así, con el paso del tiempo, esta filosofía ha ido calando hondo en todos aquellos que apuestan por el disfrute de una vida tranquila y ha conseguido atravesar fronteras. Tanto es así que, actualmente, el movimiento slow food cuenta con más de 100.000 socios presentes en más de 160 países, según recogen en su portal web.
Leer: Vegetarianismo: ¿qué modalidades hay y cuáles son sus diferencias?
Bueno, limpio y justo
Bueno, limpio y justo. Estos son los tres principios de la alimentación y la producción alimentaria de esta filosofía social, tal y como desarrollan sus fundadores en su página web. 'Bueno' hace referencia a una dieta que esté compuesta por alimentos de temporada, frescos y sabrosos que satisfagan los sentidos y que formen parte de nuestra cultura local. Con el principio de 'limpieza' hacen alusión a una producción alimentaria y un consumo que no dañe el medio ambiente ni la salud. Por último, con 'justicia' se refieren a la existencia de unos precios accesibles para los consumidores, así como una retribución y unas condiciones justas para los productores a pequeña escala.
Además de estos principios, el movimiento cuenta con un estatuto propio en el que están plasmados algunos de los objetivos, como elevar la cultura alimentaria de la ciudadanía y, en particular, de las generaciones más jóvenes, o promover la práctica de una calidad de vida distinta, basada en el respeto al ritmo y tiempo naturales, al ambiente y la salud de los consumidores.
Leer: ¿Son una farsa los superalimentos?