La maratón es una de las competiciones más duras que existen y su origen se remonta al año 490 a.C. cuando, según una fábula griega, el soldado Filípides corrió 42 kilómetros y 195 metros desde su ciudad, Maratón, hasta Atenas para anunciar la victoria sobre los persas y, tras hacer llegar su mensaje, cayó desfallecido. Existen escritos que certifican que, en realidad, la distancia que el soldado recorrió fueron los más de 200 kilómetros que separan Esparta de la capital griega pero el mito se hizo mucho más popular que la realidad, pasando así a formar parte de la historia y dar nombre a esta famosa prueba física.
Tal y como hiciera Filípides en la versión popular de su hazaña, la carrera llamada maratón recorre una distancia de 42 km 195 metros y es disciplina olímpica desde 1896 para los hombres y desde 1984 para las mujeres. La longitud de la prueba es el gran escollo que se encuentran los corredores a la hora de enfrentarse a ella ya que, a veces, a pesar de tener la forma física necesaria para aguantar más de 40 km corriendo, pueden fallar las fuerzas mentales haciéndoles quedar atrás. A lo largo de toda la carrera, al igual que el cuerpo, la mente pasa por una serie de estados que, tal y como recoge Tomás Vich Rodríguez en su libro Qué pasa por la cabeza del corredor de Maratón se pueden dividir en: euforia, charla, transición, latente, sufrimiento y éxtasis. En cada una de estas etapas mentales el estado anímico puede variar de un extremo a otro pero hay una serie de pautas que pueden ayudar a superar cualquier momento de flaqueza.
Confianza
La maratón es una prueba física muy dura a la cual no se puede ni se debe enfrentar nadie sin un entrenamiento previo. Haber preparado el cuerpo y la mente para correr tantos kilómetros, no solo servirá para ser consciente de la magnitud del reto que tenemos por delante sino también nos irá dando, poco a poco, la confianza necesaria para hacerlo. Tras meses entrenando y consiguiendo, poco a poco, llegar a la meta primero y hacerlo en el menor tiempo posible después, adquiriremos una confianza en nosotros mismos que es importante mantener a flote en el día de la carrera.
Distracción
La duración de esta prueba física es tan larga que permite ir estableciendo ritmos distintos de marcha. El aguante físico es indispensable a lo largo de esta carrera y, para conseguir mantenernos durante todo este tiempo es importante también encontrar vías mentales de escape. En las etapas lentas, que no precisen de llevar nuestra forma física al límite, ser capaces de evadirnos y pensar en algo distinto al esfuerzo que nuestro cuerpo está haciendo puede ser una gran ventaja.
Metas a corto plazo
Si la primera zancada de esta carrera se da pensando que lo que nos queda por delante son 42 kilómetros es fácil que nuestros propios pensamientos se conviertan en un lastre. En cambio, si durante el entrenamiento hemos dividido el recorrido en etapas de menor distancia, cada vez que crucemos una de esas pequeñas metas sentiremos una euforia que nos servirá de impulso para seguir.