Cómo comer bien en un bufé libre

Ir a un bufé libre despierta nuestras ganas de comer todo lo que tenemos delante, en ocasiones, con cierto descontrol.

Por Cristina Soria

Es así, toda esa comida a nuestra disposición ejerce un poder de atracción sobre nosotros que resulta muy difícil de controlar. Y el caso es que antes de darnos un atracón probando todo lo que ofrecen las mesas ya sabemos que cuanto más comamos, peor nos sentiremos después en todos los sentidos. Pero ir a un bufé libre no tiene por qué arruinar tu digestión ni saturar de grasa tus arterias si pones de tu parte.

Aunque veas mucha comida, no hace falta que te la comas

Es muy tentador disponer de tanta comida a nuestro alcance ya preparada y lista para comer. El problema es que, aun sabiendo que hay que escoger, a veces no somos capaces de hacerlo y llenamos nuestro plato de todo tipo de comida. Como resultado obtenemos mezclas rarísimas que al final nos dejan una sensación poco satisfactoria.

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La solución es muy sencilla, piensa que toda esa comida no es solo para ti. Así que no debes sentir pena por todos esos platos que no vas a probar: hacerlo no sería la mejor opción. Comer movida por la gula o por el ansia de probarlo todo solo puede llevarte a una digestión pesada y a arrepentirte de no haber puesto freno a tus ganas desmedidas de comer.

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Antes de comer, piensa

Te será muy útil planificar qué te conviene comer ese día, y en qué prepararías si cocinaras en casa. Puede que sea el día de comer legumbres, o pescado, o huevos… Si lo tienes claro, elige lo más parecido al llegar al bufé y no te salgas de ahí. 

El problema es que en un bufé predominan los fritos, los rebozados, la pasta y las salsas, y solo con probarlos se despierta en nuestro interior un monstruo devorador que hace más difícil elegir las opciones más saludables. Sabemos que requiere mucha fuerza de voluntad llenar tu plato de comida sana, pero también sabemos que si te haces un menú mental y te propones mantenerlo, lo conseguirás. 

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Cómo saber cuál es la cantidad perfecta

La respuesta está en ti y depende de la cantidad de comida que tomes habitualmente. Un truco para no excederte es poner todo lo que vayas a tomar en un único plato. Así evitarás levantarte a repetir y descontrolar las cantidades. En cualquier caso, no es lo mismo llenar un plato de verduras a la plancha que de croquetas. Así que saber si puedes repetir o no será una cuestión de lógica.

Si no te resistes a probar las croquetas y las gambas rebozadas coge un plato de postre y prepara un pequeño aperitivo que puedas poner en el centro de la mesa a modo de plato para compartir. Así evitarás quedarte con las ganas de comer algún capricho.

Para beber, agua

La comida de los bufés, normalmente, se prepara con mucha sal y se cocina con grandes cantidades de aceite. La mejor forma de contrarrestar esa inyección de grasa y sal es beber agua. Evita hincharte descartando las bebidas gaseosas y el alcohol, porque solo conseguirán empeorar tu digestión. Y para terminar, elige una infusión que te ayude a digerir toda la comida. 

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