El otoño ya está aquí: cómo enfrentarse al cambio de estación
El trastorno afectivo estacional es un tipo de depresión temporal que está directamente relacionada con la ausencia de luz
¿Sientes que tras la llagada del otoño estás más triste, cansada y apenas tienes ganas de hacer nada? Tal vez padezcas Trastorno Afectivo Estacional (TAE), un síndrome que afecta a 6 de cada 100 personas, de las cuales la mayoría son mujeres. En realidad, se trata de un tipo de depresión que va y viene con las estaciones. Los seres humanos estamos expuestas a estos cambios al menos cuatro veces al año y es, sobre todo, la ausencia de luz en otoño e invierno la que propicia este bajón anímico temporal, que tiende a desaparecer durante la primavera y el verano.
Fue descubierto en Estados Unidos en la década de los 80 por el doctor Normal E. Rosenthal y, aunque se desconocen las causas exactas del trastorno, los investigadores han encontrado que quienes la sufren pueden tener un desequilibrio en ciertas hormonas y neurotransmisores como la serotonina, un químico del cerebro que afecta al estado de ánimo. Asimismo, también se ha observado que el organismo produce demasiada melatonina (hormona que regula el sueño) y no suficiente cantidad de vitamina D, la única que el cuerpo produce de manera natural, vital para la salud en general y cuyo proceso comienza en la piel, con la incidencia de la luz solar.
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¿Cuáles son los síntomas?
Los cambios drásticos de humor, cansancio y una apatía generalizada suelen ser los síntomas más comunes observados en quienes parecen este trastorno que, según apunta la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, también afecta en mayor medida a jóvenes y personas que viven lejos del ecuador.
-Tristeza. Abatimiento, irascibilidad y una sensación creciente de desesperanza y pesimismo se suelen ver incrementados en ciertos casos con el paso de una estación a otra, más aún si es en otoño e invierno. La ausencia de luz natural suele ser la principal causante de estas emociones relacionadas con la angustia.
-Perdida de interés. La desidia y una baja motivación a la hora de realizar actividades con las que antes se disfrutaba y no costaba hacer se ven acentuados si se sufre TAE.
-Poca energía. La sensación de cansancio (también conocido como astenia primaveral) se agudiza y nos sentimos más carentes de energía y sin ganas de hacer cosas que en otras épocas del año.
-Alteraciones del sueño. Tanto si se tienen dificultades a la hora de conciliar el sueño como si se duerme demasiado son claros síntomas por los que se recomienda consultar con un especialista.
-Aumento de peso. Un aumento de la sensación de hambre, ataques de ansiedad y 'asaltos' a la nevera (con su consiguiente aumento de peso) son otros de los síntomas habituales. En especial, se suele sentir un gran deseo de comer carbohidratos y alimentos ricos en azúcares para suplir el descenso en los niveles de serotonina.
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La luz solar, el mejor tratamiento
El tratamiento principal para este trastorno es la terapia de luz (fototerapia), usada por primera vez por el propio Rosenthal. Su objetivo no es otro que reemplazar la luz solar se pierde durante los meses de otoño e invierno exponiéndose cada mañana a una caja de luz artificial brillante. Su tasa de éxito es muy elevada, aunque en los casos más críticos se recomienda combinar este procedimiento con medicamentos antidepresivos y terapia de conversación. Pero sin llegar a esos extremos, aquí tienes una serie de consejos para combatir el TAE si se notan los primeros síntomas.
-Tomar el sol. Tan solo unos pocos minutos al día durante las horas centrales serán suficientes para que la piel absorba la cantidad de sol necesaria para la segregación adecuada de vitamina D que, en realidad, es una hormona. Asimismo, abrir las ventanas y permitir que la luz natural penetre en casa también puede resultar de mucha ayuda para aliviar la tristeza.
-Salir a la calle. Realizar actividades al aire libre es fundamental para oxigenarse y liberar la mente. Dar un paseo, realizar alguna disciplina deportiva o quedar con amigos son algunas de las tareas cotidianas que se pueden llevar a cabo para alejar la sensación de angustia y soledad.
-Comer chocolate negro o alimentos ricos en serotonina. Concedernos este dulce capricho nos ayudará a sentirnos mejor de manera instantánea. Además, los frutos secos (nueces, almendras y avellanas), lácteos, pescados (como el salmón) y la fruta fresca (aguacate, piña, ciruelas, plátanos…) son otros productos que componen la llamada 'dieta de la felicidad', ricos en triptófanos -aminoácidos que intervienen directamente en la síntesis de la serotonina-, que nos ayudarán a sentirnos mejor.