Si te gustan o eres adicta a las series seguro que conocerás Black Mirror, historias de 'supuesta' ciencia ficción en las que se retrata cómo será el mundo en un futuro no muy lejano, bajo la implacable influencia de las redes sociales, nuevas tecnologías, inteligencia artificial, etc. Uno de los capítulos más famosos es 'Caída en picado' (Nosedive, en inglés), primer episodio de la tercera temporada, que se estrenó el 21 de octubre de 2016. En él, una simpática pelirroja hace méritos para ser aceptada socialmente. Pero no le sale nada bien.
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En esa realidad en la que vive, existe la posibilidad de calificar a las personas en una escala del uno al cinco a través de una aplicación y unas lentes de contacto biónicas. Las personas más influyentes rondan los 4,8 puntos, mientras que las que viven al margen de la sociedad tienen una calificación menor de 2.
Cualquier interacción social es susceptible de ser calificada: cuando pides un café, compras unos billetes de avión o, simplemente, si saludas con una sonrisa a tus compañeros de trabajo subirás tu porcentaje de puntuación, siempre que te valoren positivamente. Por supuesto, la hipocresía está servida. Sin embargo, gracias a este ranking puedes comprar un piso, alquilar un coche, conseguir un trabajo, en definitiva, en función de cómo te valoren los demás, tendrás un estatus social, acceso a más o menos beneficios sociales y más o menos amigos y posibilidad de socialización. Con este panorama, claro está, la mayoría 'lucha' con una gran sonrisa y estudiados y fingidos buenos modales para obtener más puntos. Pues bien, esto que parece delirante no es tan irreal.
China puntuará a sus ciudadanos
China ha anunciado que va a lanzar un sistema de valoración de sus ciudadanos denominado 'Credito social'. Este controvertido método está previsto que salga a la luz en el 2020 y, según se ha hecho eco DailyMail, consistirá en un sistema de puntos que obtendrán sus millones de habitantes y que servirá al gobierno para conocer mejor a la población. Un arma de doble filo porque, además de percatarse de cómo son los residentes, también valdrá para ofrecerles unos servicios o negarles el acceso a otros.
Al igual que en la serie, aquellas personas que tengan una puntuación mayor tendrán más privilegios, incluso podrán acceder a mejores universidades o los puestos de empleo más prestigiosos estarán reservados para ellos. En cambio, aquellos individuos que puntúen bajo, lo tendrán más complicado. De hecho, no se les concederá el permiso de acceder a los medios de transporte públicos e, incluso, pueden ver afectada su conexión a Internet. La iniciativa ha sido muy criticada y son muchas las voces que se han alzado en contra de su lanzamiento. Sin embargo, ya ha sido aprobado en algunas provincias de China.
Este no es el único país en el que se está instaurando la moda de la puntuación. De hecho, no hay que irse muy lejos. En el nuestro ya hay métodos de valoración similares en comercios, servicios, o lugares públicos como el aeropuerto. Algunos de estas encuentas o 'controles de calidad' están siendo criticados en la red social.
El riesgo de las redes sociales
Pero ¿cómo ven los expertos este tipo de iniciativas? No con muy buenos ojos, desde luego. Y es que, tanto los modernos sistemas de valoración de personas o servicios, como el abuso de internet pueden tener sus consecuencias en nuestra salud mental. "Opino que este tipo de sistemas de valoración pueden fomentar la competitividad y la envidia", alerta la psicóloga Raquel Fernández, del Centro de Psicología Conductual de León. Las mismas redes sociales, aunque no nos califiquen, pueden afectarnos. De hecho, es muy típico que, tras subir una foto a instagram o hacer un comentario en twitter o facebook, comprobemos, constantemente, la respuesta de nuestros seguidores o si el número de estos aumenta.
Para saber si somos víctimas de su tiranía, en primer lugar, hay que diferenciar el entretenimiento de la obsesión. "El primero está asociado al disfrute mientras que la obsesión lo está a la ansiedad y al sufrimiento. Si tu estabilidad emocional y tu felicidad únicamente depende de estar presente y obtener reconocimiento en las redes y, como consecuencia, desatiendes áreas importantes de tu vida, probablemente te estés obsesionando". indica la psicóloga.
Si bien es cierto que la obsesión por conseguir seguidores -conocida en el mundo anglosajón como followrexia- y ser aceptados por los demás en el universo online no deja de ser un reflejo de lo que somos, seres sociales, el problema es que esta obsesión nos puede generar estrés y ansiedad. Se nos puede ir la mano al intentar agradar - como le ocurría a la protagonista de Caída en picado, de Black Mirror- podemos llevar a cabo tareas que no realizaríamos o fingir comportamientos que nada tienen que ver con lo que somos en realidad.
"Las relaciones sociales son enriquecedoras y de calidad cuando también hay comunicación no verbal (contacto físico, visual...); cuando hay un intercambio de creencias, deseos, sentimientos; cuando se trata de compartir lo bueno y lo malo...Las redes sociales parece que fomentan un mayor número de relaciones pero son más superficiales e interesadas. Por ello, debemos de tener clara nuestra escala de valores y dirigir nuestros esfuerzos a lo que realmente importa. Somos seres sociales pero también debemos atender a nuestro mundo interior, sentirnos realizados y buscar satisfacciones en las pequeñas cosas que nos rodean", concluye la psicóloga Raquel Fernández.
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