En los últimos años en España se ha hecho un esfuerzo considerable para concienciar a la población de la necesidad de reciclar y en implantar hábitos sostenibles para que la basura producida en el hogar no acreciente el problema de la contaminación. Sin embargo, los materiales que se recogen en los contenedores amarillo, azul y verde todavía no abarcan lo suficiente los residuos que se generan en un hogar normal. Hay demasiada basura que queda fuera del reciclaje y que acaba en vertedero o incineradora sin opción a un segundo uso y contaminando el medio ambiente.
Aunque el reciclaje es necesario, en la cadena de consumo hay otros hábitos igualmente importantes y que ayudan a paliar el impacto de la contaminación. Si consumimos menos, contaminaremos menos. Como filosofía de vida es un ejercicio que nos puede ayudar a economizar y a valorar aquello que realmente necesitamos y a pasar por alto todo consumo superfluo o compulsivo.
Además, otra opción frente al reciclaje es darle una segunda vida a los objetos que ya no necesitamos. Muchos de ellos no pueden ser reciclados, por estar fabricados en materiales que no pueden depositarse en los contenedores, pero es que además: si les damos una segunda vida, estaremos ahorrando al planeta la energía que se utiliza en transformar un objeto en un material, y darle un nuevo uso al servir a la fabricación de otro. Si el objeto es válido, alguien puede necesitarlo.
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Gafas de sol, monturas y lentes
Creemos que las gafas son objetos muy personales, especialmente las graduadas, y que una vez que ya no las queremos no pueden servirle a otros. Pero hay muchas ONGs dispuestas a darles una segunda vida. Las gafas son objetos valiosos que pueden seguir cumpliendo su función en manos de otra persona, y todo en ellas es reutilizable: la misma montura, piezas sueltas o las lentes.
La opción más sencilla es preguntar en tu óptica, porque muchas se ocupan de recogerlas para enviárselas a ONGs que las clasifican, restauran y ponen a disposición de quienes las necesitan. Pero en todo el país hay muchas asociaciones que las recogen, como la Asociación Ojos de la Universidad Complutense de Madrid o el Centro de Reciclaje de Gafas del Club Leonés.
Algunas bombillas contienen mercurio
Hay muchos tipos de bombillas: halógenas, LED, fluorescentes… Y cada una tiene un tipo de reciclaje completamente diferente. Pero, aunque consideres que deberían ir al contenedor verde, no los deposites ahí jamás, porque ni son de vidrio ni el aluminio del casco puede ir a ese contenedor.
Existen empresas, asociaciones y ONGs que recogen todo tipo de bombillas, sean del tipo que sean, para no hacerte pensar dónde y cómo reciclarlas. Puedes dedicar una cajita en casa para ir guardando las bombillas fundidas y, cuando tengas un número suficiente, acercarte a una de estas asociaciones y dejarlas ahí.
Pero si quieres diferenciarlas debes saber que las bombillas de bajo consumo y fluorescentes contienen mercurio, por lo que no pueden tirarse a ningún contenedor, ni de basura general ni de reciclaje. En su caso es obligatorio que las deposites en un punto limpio que asegure su tratamiento. Por otro lado, las bombillas LED contienen componentes electrónicos que pueden reutilizarse, y si los cedes podrán sacarle provecho
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Cepillos de dientes convertidos en suelos
No todo lo que está fabricado de plástico debe ir al contenedor amarillo. De hecho, ahí sólo deben depositarse los envases de alimentos (sean de plástico o metal), que tienen una composición concreta y que en poco se asemejan a otros plásticos de objetos comunes. Los cepillos de dientes no entran en ese grupo, no deben ir al contenedor amarillo, porque las plantas de reciclado no podrán procesarlos.
Es recomendable que un cepillo de dientes se cambie cada tres meses, por lo que al año estamos desechando 4. Estos cepillos podrían desecharse en el contenedor general, pero existen empresas y asociaciones que los recogen para su procesado, como Recycline, con los que luego generan la llamada “madera plástica”, que es un material con el que se fabrican suelos de tarima.
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