Según el diccionario la autoestima es la ‘valoración generalmente positiva que alguien tiene de sí mismo’. Bien conocida también como amor propio, el nivel de autoestima puede variar en función de circunstancias como el entorno, la educación, la clase social, los reconocimientos públicos o la compañía. Además, las experiencias que vamos sumando a lo largo de nuestra vida y ayudan a dar forma a nuestra personalidad son también modificadores del valor que nos damos a nosotros mismos.
Tres profesores expertos en psicología de la Universidad de Berna, en Alemania, han realizado un estudio sobre más de 160 mil personas que ha sido publicado en la revista estadounidense Psychological Bulletin y que arroja datos de lo más sorprendentes acerca de cómo la edad influye en los niveles de autoestima de la gente, habiendo descubierto que es algo mucho más variable de lo que se esperaba.
Para su informe, los profesionales han contado con individuos de entre 4 y 94 años y los datos obtenidos acerca del momento de mayor autoestima han dejado en evidencia que, ni la belleza ni la forma física, son pilares tan importantes como se creía a la hora de darse valor a uno mismo.
Infancia y adolescencia
La primera gran variación observada por los científicos tiene lugar entre los 4 y los 11 años. En esta etapa es cuando se crea la base de lo que, a partir de los 11, empezará a desarrollarse como nuestra autoestima. A esa edad y hasta los 15 el amor propio no sufre grandes variaciones, aunque alrededor de esa cifra se ha comprobado que los adolescentes no sufren de autoestima baja, tal y como se daba por hecho a la hora de arrancar el estudio.
Madurez
De los 15 a los 30 años la autoestima no solo va creciendo, sino que se sigue formando, siendo la llegada a la edad adulta la etapa en la que también se determina qué cosas pueden afectar o no a nuestra valoración propia. Desde los 30 hasta los 60 la autoestima aumenta, alcanzando su punto álgido en la década que va de los 60 a los 70 años.
Cuando se empezó este estudio se partía de creencias populares como las conocidas ‘crisis de los 40 o 50’ por lo que este dato fue de lo más revelador. A los 60 años las personas se sienten más seguras de sí mismas y, por lo general, se han realizado como personas, cumpliendo en lo personal y lo profesional con los objetivos que, o bien se hubieran marcado, o bien la vida les haya ido poniendo delante. Al llegar a esta década lo habitual es estar libre de obligaciones sociales más allá del trabajo y esto, unido a un conocimiento profundo sobre uno mismo, es una gran baza a la hora de sentir un alto amor propio.
Vejez
El estudio ha determinado también que es a partir de los 70 años cuando la autoestima empieza a descender gradualmente hasta los 90, cifra a partir de la cual parece caer en picado. Las limitaciones físicas, la soledad y los problemas de salud causados por la vejez son, según los resultados del informe alemán, las causas generales que minan el amor propio de los ancianos.