Tener una mascota es una decisión que puede aportarnos muchos beneficios emocionales. En especial los perros (aunque también los gatos) son animales que pueden ayudarnos a ser más felices porque establecen con nosotros un vínculo afectivo imposible de romper. Gracias a ellos podemos sentir un amor incondicional repleto de lealtad que influye de manera positiva en nuestra autoestima y en nuestras relaciones con otras personas.
Si estás dispuesta a asumir la responsabilidad que supone tener un perro a tu cargo y sabes que vas a poder atender a sus necesidades, vas a recibir a cambio mucho más de lo puedas darle.
Ayudan a vencer la soledad y aumentan la autoestima
En el momento en que empiezas a convivir con tu mascota desaparece cualquier sensación de soledad que puedas tener porque cambia tu vida y la percepción que tienes de cuál es tu lugar en el mundo, porque un ser vivo está contigo, ha llegado para quedarse y va a necesitar de tu atención y tus cuidados.
Cuando regresamos a casa cada día, el recibimiento de nuestro perro, con todo el cariño que nos transmite, provoca de manera automática que nos sintamos más valorados. Y eso repercute directamente en nuestra autoestima, en la confianza hacia nosotros mismos y hace que nos sintamos personas más seguras. Además, pasar tiempo con nuestro perro y compartir juegos con él nos hace experimentar una subida de oxitocina, se produce un estímulo en la producción de serotonina y se reducen los niveles de cortisol. Todo esto provoca que mejore nuestro estado de ánimo y que disminuya el nivel de estrés.
Por otro lado, la alegría que desprende una mascota produce un impulso en nuestras emociones positivas, que afloran con más facilidad.
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Pueden aliviar la depresión
Como ya hemos dicho, la convivencia con un perro ayuda a evitar el sentimiento de soledad, y este en muchas ocasiones en un compañero inseparable de aquellas personas que se encuentran en estado de depresión. Pero la compañía de un perro estimula la comunicación y favorece el contacto físico, porque a las mascotas les encanta estar con sus dueños y recibir los mimos de estos. Aun sin hablar, saben comunicarse con nosotros y muy a menudo tenemos la sensación de que nos entienden perfectamente cuando les hablamos. Con ellos nos sabemos acompañados y desaparece la sensación de estar solo en casa.
A menudo las personas deprimidas no sienten el deseo de relacionarse. Pero cuando una persona tiene una mascota casa tiene una razón para estar más activa, ya que es necesario dar de comer y beber a los perros además de, por supuesto, salir a la calle con ellos. También es posible que esa persona no tenga muchas de hablar y desahogarse con nadie, pero es muy posible que se sienta capaz de hablar con su mascota.
Los perros y la autoestima de los niños
Si tienes niños en casa, ellos serán otros de los grandes beneficiados de convivir con una mascota. Los médicos especialistas del Children´s Hospital de Philadelphia, en Estados Unidos, han destacado cómo crecer junto a un animal ayuda que los niños aumenten su autoestima y la confianza en sí mismos.
Por otro lado, es sabido que las mascotas fomentan en ellos el sentido de la responsabilidad, siempre y cuando les impliquemos en sus cuidados, además de ayudarles a entender procesos vitales tan esenciales como el nacimiento o la enfermedad.
Además, los niños crean un vínculo con su perro tan fuerte como el tuyo, lo que les hace aprender a respetar al resto de seres vivos. Sin olvidar algo tan maravilloso por descubrir, como que si a un perro le entrega amor, este le será devuelto, y será un amor incondicional, repleto de lealtad y afecto.
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