Estás agradablemente tumbada al sol una tarde de playa. De pronto, se levanta una brisa marina fría y se te pone la piel de gallina. Otro ejemplo. Tu compañera de oficina enciende el aire acondicionado y, al cabo del tiempo, notas como todo el vello de tu piel se eriza. ¿Reconoces estas situaciones? Seguro que las habrás experimentado, u otras similares, en diversas ocasiones.
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Esto también es muy común: te encuentras en el concierto de tu grupo preferido, se ponen a tocar la canción que más te gusta y todos los asistentes levantan sus teléfonos móviles o sus mecheros. Instantáneamente, sientes que un escalofrío recorre todo tu cuerpo y te estremeces mientras se te pone el 'pelo de punta'. ¿Por qué nuestro cuerpo reacciona de esta manera? ¿Tiene alguna explicación evolutiva o de supervivencia? ¿Les pasa lo mismo a otros animales?
El doctor George A.Bubenik, fisiólogo y profesor de zoología, explica en la revista 'Scientific American' que la piel de gallina es una respuesta heredada de nuestros ancestros. No nos ocurre solo a nosotros. Otras especies también experimentan algo similiar. La principal finalidad en los humanos es aislar nuestro cuerpo y abrigarnos del frío exterior. Debido a que nuestros antepasados tenían el cuerpo lleno de pelo, esta respuesta les servía para protegerles.
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Este fenómeno se produce por la liberación de adrenalina, que se segrega en situaciones de frío y también de estrés. La adrenalina produce una serie de reacciones en todo nuestro cuerpo. Lo pone en alerta para que pueda luchar o huir si está en peligro. También es la responsable de que, de repente, nuestra fuerza aumente o nuestra capacidad mental de respuesta sea más ágil. La misma adrenalina provoca la contracción de los músculos, incluso aquellos que se encuentran bajo el vello. Al contraerse, el músculo se 'levanta' lo hace también la piel, que se llena de pequeñas elevaciones (como las de las gallinas y otras aves), el pelo se yergue, se crea una especie de 'bolsa aislante' y se regula el termostato interior, manteniendo el calor corporal y evitando el frío.
Otros animales, por ejemplo, un gato o un perro, siguen utilizando este recurso para parecer más grandes y más fuertes. Cuando se sienten amenazados por otros, el organismo libera adrenalina, el pelo se eriza, parece que su tamaño aumenta y disuaden al adversario de un posible enfrentamiento.
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