Por todos es sabido que, tarde o temprano, los hijos acaban abandonando el hogar. Algunos parten a una ciudad nueva para estudiar sus carreras universitarias, mejorar el idioma, trabajar o, sencillamente, deciden comenzar a vivir alejados de sus padres. Sin embargo, y a pesar de ser algo habitual, no todos los progenitores asumen igual esta inevitable salida del retoño, que suele ser un momento complicado para todos, sobre todo si se trata de la primera vez, y algunos pueden llegar a desarrollar el conocido como síndrome del nido vacío.
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¿Qué es el síndrome del nido vacío?
La nevera está más vacía, la casa parece más grande y silenciosa, las conversaciones se vuelven más monótonas… De repente, todo se echa de menos. El síndrome del nido vacío es la sensación general de soledad que algunos padres experimentan cuando uno o más de sus hijos abandonan el hogar. Este fenómeno suele darse más en mujeres que en hombres, aunque los nuevos modelos de familia han provocado que la cifra se iguale. Tristeza, soledad, vacío, melancolía, ansiedad o irritabilidad son los sentimientos negativos más habituales entre los padres que lo sufren. Sin embargo, se puede llenar ese 'vacío' y existen algunas claves para facilitar la adaptación a la nueva situación familiar.
Analiza la situación y reconoce tus sentimientos
En su momento, tú también decidiste abandonar el hogar familiar. Asumir que los pequeños se van haciendo mayores es todo un reto, pero se deben identificar cuáles son los sentimientos y analizar la situación. Es muy probable que todas esas sensaciones negativas, como la nostalgia, la tristeza o la soledad, estén enfrentadas con otras positivas, como el orgullo y la alegría de que hayan emprendido un nuevo proyecto o aventura.
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Cambia el 'chip'
Es importante que los hijos vean que son apoyados por sus padres en esta novedosa etapa. Aunque es normal que sientas preocupación, debes dejar que tomen sus propias decisiones y brindarles su ayuda siempre que se enfrenten a un problema. La comunicación es muy importante y se debe intentar mantener el contacto con ellos, pero sin invadir su espacio ni el de su nuevo hogar. Aprovechar esta distancia para realizar actividades juntos, como ir a tomar un café o una tarde de compras, sin llegar a obsesionarse por qué harán en cada momento del día, puede ser el mejor aliado para hacer frente al síndrome del nido vacío.
Dedícate tiempo
Es fundamental vivir el proceso de cambio como algo normal y darse tiempo para que cada uno se acople a la nueva situación. En vez de verlo como algo negativo y doloroso, se debe intentar sacar partido a la etapa. Dedícate tiempo a ti misma. Retoma actividades que hacías anteriormente y a las que tuviste que renunciar por falta de tiempo o desarrolla nuevos hobbies, como dar largos paseos, realizar excursiones o viajar. Todo esto hará que mantengas la mente ocupada y que consigas disfrutar de tu día a día.
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