Al igual que ocurre en enero, septiembre es un mes cargado de buenos propósitos. Recuperar el tono tras los excesos vacacionales o comenzar a realizar ejercicio de forma habitual son algunos de los objetivos más comunes en este regreso a la rutina e inicio del 'nuevo curso'. Sin embargo, la energía e ilusión con la que emprendemos este propósito suelen ir desapareciendo con el paso de los días y rápidamente las horas dedicadas al deporte acaban siendo sustituidas por cualquier otro plan o tarea. La realidad es que, a pesar de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda mínimo 30 minutos diarios de actividad y de que son múltiples sus beneficios tanto físicos como psicológicos, ser constante en la rutina diaria no es nada sencillo y necesitamos algún que otro consejo para que hacer del ejercicio un hábito no se convierta en un verdadero quebradero de cabeza.
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Elige tu deporte
Además de conocer nuestros gustos, a la hora de elegir el deporte que vamos a practicar es indispensable saber cuál es el estado de forma física en el que nos encontramos. De nada sirve que una disciplina esté en boca de todos o lanzarnos a la pista de running sin haber realizado un periodo de preparación previo. Lo único que conseguiremos es tirar rápidamente la toalla. Si eres de las que ha dado más de una oportunidad al deporte, no tengas miedo a apuntarte a esa actividad que siempre te ha llamado la atención o probar prácticas deportivas desconocidas hasta el momento. Nunca sabes qué puede acabar convirtiéndose en tu nuevo y saludable hobby.
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En compañía
Si eres especialmente perezosa, es preferible optar por ejercitar los músculos en compañía. Nuestra motivación será mayor y, además, la actividad pasará de ser una 'obligación' o 'tortura' a convertirse en ese momento del día que tenemos para desconectar y pasar un rato tan divertido como gratificante. Para no abandonar una rutina debemos buscar el mayor número de factores a favor para lograr mantener la actividad física que estamos realizando y gracias a la compañía y a la elección de la disciplina adecuada estaremos más cerca de lograr el objetivo.
Establece objetivos
Los objetivos tienen que ser realistas y debemos aprender a escuchar al cuerpo, así como a respetar sus límites. Los objetivos nos empujan hacia la meta y estos deben ser alcanzables, identificando qué queremos conseguir, cómo planeamos conseguirlo y cuándo esperamos conseguirlo. De lo contrario, no alcanzaremos el reto y podemos llegar a sentir que hemos fracasado.
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Registra tu progreso
No hay mejor estrategia para mantenerse estimulado que observar los logros obtenidos. Percatarnos del progreso y evolución que estamos experimentando será fundamental para intentar seguir mejorando día a día. Por ello, es imprescindible registrar detalladamente los datos después de cada sesión y hacer un balance a final de la semana. Algo realmente sencillo gracias a las pulseras inteligentes y al gran catálogo de aplicaciones creadas para llevar a cabo este cometido.