Dermatitis atópica, mucho más que un simple picor de la piel
Según los últimos datos, esta afección cutánea, también conocida como eccema atópico, se ha triplicado en los países industrializados en los últimos 30 años: la sufren el 3% de los adultos y el 20% de los menores europeos.
A través del informe Picor de por vida: calidad de vida y costes para las personas con dermatitis atópica grave en Europa -presentado por la Federación Europea de Asociaciones de Pacientes con Enfermedades Respiratorias y Alérgicas (EFA) con motivo de la celebración del primer día europeo de sensibilización sobre esta enfermedad-, varios expertos repasan los problemas asociados a esta enfermedad cutánea que provoca una picazón crónica o recurrente para la que no existe cura y que, además, tiene un alto impacto emocional en los pacientes.
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Los síntomas de la dermatitis atópica pueden provocar depresión
La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria crónica bastante frecuente que, durante mucho tiempo, ha sido considerada erróneamente una afección cutánea superficial sin importancia. Sin embargo, la naturaleza crónica y recurrente de esta enfermedad afecta en gran medida al bienestar tanto físico como mental del paciente, especialmente cuando el diagnóstico es grave. De hecho, aunque aún se desconocen a ciencia cierta las causas de esta enfermedad, se sabe que los factores psicológicos, como el estrés –junto con los ambientales y genéticos-, juegan un papel determinante en el desarrollo de la enfermedad. Además, la propia carga psicológica de la enfermedad tiene unas consecuencias emocionales en el paciente que, a menudo, son causa de depresión; ya que la dermatitis atópica influye en el nivel de energía de las personas, que se sienten ralentizadas, y son muchos los pacientes que no encuentran motivos de alegría en sus vidas y pierden el interés por cuidar su aspecto.
Así, el informe muestra cómo el aspecto que adquiere la piel afecta psicológicamente a los pacientes, que se avergüenzan de su piel (58%) y esto condiciona aspectos de su vida diaria, por ejemplo, qué ropa se van a poner (61%). Además, el 45% declara que tanto sus relaciones como su vida sexual y sus aficiones, por ejemplo, los deportes, se han visto afectadas. Aunque, habitualmente, la dermatitis atópica no impide trabajar o estudiar, el 38% de las personas entrevistadas declararon sentirse perjudicadas en el trabajo o en sus estudios debido al estado de su piel.
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La dermatitis atópica: otros síntomas y tratamientos
El picor es el síntoma principal, que llega a intensificarse durante los brotes, cuando también existe una mayor predisposición a sufrir infecciones; lo que puede provocar segregación de líquido, formación de costras o manchas amarillas, inflamación e irritación cutánea y fiebre.
Además, la mayor parte de los pacientes (79%) padece otras enfermedades atópicas: asma, alergias al polen, a los ácaros, a animales, alergias alimentarias, alergias de contacto o intolerancias a medicamentos, lo que les complica aún más la vida y el tratamiento. Además, padecen otras enfermedades crónicas, como enfermedades metabólicas y de las vías respiratorias, hipertensión, cardiopatías y otras afecciones cutáneas, por lo que es esencial un diagnóstico correcto y una atención médica multidisciplinaria y personalizada para cada paciente.
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Generalmente, los tratamientos más recetados en Europa son los emolientes/hidratantes y corticoides tópicos. Si la dermatitis atópica es grave también son tratados con antihistamínicos para el control del picor, corticoides orales, tratamientos inmunomoduladores (se utilizan sustancias como la ciclosporina, azatioprina, pero muchos pacientes suelen rechazar por sus efectos secundarios) y fototerapia (que utiliza la luz artificial, tanto la luz ultravioleta B (UVB) como los psoralenos + luz ultravioleta A (PUVA), con bastantes buenos resultados); entre otros.
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Recomendaciones para pacientes con dermatitis atópica
Además, a los pacientes que sufren dermatitis atópica les ayudará seguir estas pautas:
- Mantener la piel hidratada (si se tiene seca) aplicando una crema emoliente adecuada con capacidad para restaurar la piel dañada. Aplicar tantas veces como sea necesario para asegurar la correcta hidratación y restauración de la piel. Es preferible aplicar una crema sin perfume para evitar las posibles irritaciones que este tipo de sustancias puedan ocasionar.
- Evitar las temperaturas extremas (la ideal es alrededor de 20 ºC) y los cambios bruscos de temperatura, así como los ambientes excesivamente secos.
- Ventilar correctamente las habitaciones de la casa y evitar la presencia de animales domésticos (perros, gatos, pájaros, etc.) y de plantas. En el dormitorio es preferible evitar objetos que almacenen polvo (cojines, alfombras, muñecos de peluche, etc.) y utilizar el aspirador en lugar de barrer.
- Evitar situaciones que provoquen estrés; ya que es uno de los posibles factores desencadenantes.
- Aplicar un protector solar adecuado mientras estén expuestas al sol.
- Utilizar ropa "suave" de algodón, hilo o pana y evitar lana y tejidos sintéticos debido a que son ásperos y pueden irritar la piel atópica. Los individuos atópicos tienen una piel seca e hipersensible, por lo que muchos tejidos empeoran las lesiones.
- No utilizar calzado deportivo durante tiempo prolongado.
- No abrigarse en exceso y utilizar calcetines y medias de algodón evitando el nylon o la fibra.
- Utilizar ropa de cama (sábanas, almohadas) de algodón. Deben lavarse antes del primer uso y evitar las plumas en las almohadas.
- Lavar la ropa con detergentes suaves y evitar el empleo de lejías. Evitar el empleo de suavizantes textiles, que son productos irritantes.
- Evitar los baños prolongados y con agua muy caliente. Se debe secar la piel con suavidad y sin frotar.
- Utilizar productos suaves "sin jabón" y ligeramente ácidos.
- Aplicar cremas emolientes adecuadas que hidraten y restauren la piel atópica agredida tras baño (idealmente a temperatura templada y durante un máximo de 20 minutos).
- Evitar actividades que provoquen sudoración excesiva.
- Aplicar el maquillaje sobre una piel perfectamente hidratada con emolientes adecuados.
- Utilizar guantes de goma o algodón para realizar las tareas domésticas.
- Eliminar los alérgenos alimentarios o inhalantes si hay una clara relación entre la aparición de las lesiones y el contacto con el alérgeno. Los alimentos peor tolerados son el huevo, chocolate, plátanos, leche de vaca, naranja, melocotón, pescado azul, productos picantes y frutos secos.