Existen dos tipos de estrés relacionados con los ojos, el nervioso y el ocular. Ambos pueden producir tics y parpadeos involuntarios, pero mientras que el estrés nervioso tiene que ver con una sobrecarga de trabajo, mal sueño y un consumo excesivo de sustancias excitantes, el estrés ocular se relaciona con un forzar la vista y hacerlo bajo una condiciones poco saludables.
Los tics nerviosos, de cualquier tipo, suelen irse de la misma forma que llegan. En la mayoría de los casos son una válvula de escape de nuestro organismo, y una forma de decirnos que el ojo está sobrecargado y que debemos cambiar alguno de nuestros hábitos. Los consejos, desde un punto de vista nervioso, son sencillos y muy evidentes: reduce la cafeína que ingieres, duerme más y mejor y procura relajar en lo posible la tensión por el trabajo o los problemas diarios.
La salud de tus ojos te avisa con un guiño
Nuestros ojos están expuestos a una carga extra de esfuerzo para la que no están concebidos. Generalmente forzamos la visión cercana para ver imágenes y textos pequeños, con en el móvil o la pantalla del ordenador. Y cada vez utilizamos con menos frecuencia la visión lejana, lo que fuerza en el ojo un tipo de movimientos asociados a unos músculos, y deja sin ejercitar otros.
Esta situación, además de crear una descompensación entre los músculos del ojo que intervienen en los dos tipos de visión (lejos y cerca), también está generando un estrés añadido que se acrecienta a lo largo del día. Porque nuestra rutina ha cambiado y también lo que hacemos cuando “no tenemos nada que hacer”. Las miradas al móvil copan cualquier situación en la que antes nos habríamos dedicado a observar a la gente pasar. Y la lectura en móvil de prensa (y redes sociales) ya equivale al 80% del tiempo que usamos internet para la lectura.
Si alguna vez notas que tus ojos parpadean involuntariamente, probablemente sea un efecto asociado al cansancio físico y una muestra de nuestro estrés ocular. La buena noticia es que en sí mismo no es un trastorno, sino la consecuencia de unos malos hábitos oculares que aún puedes corregir.
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Tu smartphone puede mejorarse
Las pantallas grandes de los teléfonos móviles a veces parecen muy aparatosas, pero piensa en el esfuerzo que realiza tu ojo cuando ves el mundo a través de la pantallita que llevas en el bolso. Si probablemente te habías quejado más de una vez de la letra pequeña de un libro de bolsillo, ahora compárala con el tamaño de aquello que sueles leer en tu móvil.
Los teléfonos tienen opciones para aumentar el tamaño de letra de forma notable. No hace falta que tengas problemas de visión, porque lo que se pretende es que no los tengas: si configuras tu teléfono para que todo se vea a un tamaño mayor podrás favorecer que el esfuerzo de tu ojo sea menor.
Aun así, piensa en retomar un ritmo más pausado cuando te encuentres en el transporte, esperando en una cafetería o pasando el rato en el salón. ¿Tienes el impulso de revisar el móvil? ¿Y si simplemente te limitaras a mirar hacia delante y observar lo que te rodea? Puedes leer todo aquello que te interese cuando estés frente al ordenador, con una pantalla adecuada que te facilitará una visión correcta y te provocará menos esfuerzo ocular.
Ten en cuenta la iluminación
Si pasas muchas horas frente al ordenador, es muy importante que la pantalla sobre la que trabajas no tenga reflejos, porque eso obligará a que tu mirada trate de “desentrañar” aquello que cae tras el reflejo, y añade un esfuerzo extra al ojo.
Además, procura regular el brillo de la pantalla en función de la luz que te rodea. No es recomendable utilizar el mismo brillo cuando estamos a oscuras (se debe utilizar poco brillo, pues es suficiente), que cuando estamos a plena luz del sol (que es necesario más brillo para compensar la luz que nos rodea).
Los ojos necesitan descansar
Los trabajos que exigen muchas horas frente al ordenador e implican una visión corta durante horas, hacen necesario que cada 60 minutos hagamos un pequeño descanso para mirar hacia una zona lejana. Un ejercicio sencillo consiste simplemente en observar a la distancia más larga que sea posible durante un par de minutos.
Además, ten en cuenta que tu cansancio ocular puede verse minimizado si duermes las horas necesarias y si compensas una posible sequedad ocular con un gel o gotas que ayuden a su hidratación. El ojo es un órgano complejo, pero que nos avisa cuando se encuentra estresado y aplacar este esfuerzo extra está a tu alcance.
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