Obesógenos: un peligro real para tu dieta

Conoce los detalles de estos agentes (casi desconocidos) asociados con la obesidad

por Gtresonline

En los últimos años son múltiples los estudios científicos que confirman que los problemas de sobrepeso y obesidad están creciendo de manera alarmante alrededor del mundo, trayendo consigo las consecuencias físicas y médicas asociadas a esta epidemia. Es natural pensar que el aumento de la ingesta de calorías a través de los alimentos ultraprocesados, unido a un estilo de vida cada vez más sedentario, es la causa principal de este problema, pero cada vez son más las voces que apuntan a que esta combinación no sería el único detonante. 

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Pruebas en animales

En 2010 se publicó un estudio científico en la revista Proceedings of the Royal Society en el que se confirmaba que algunas de las poblaciones animales que vivían bajo la influencia del ser humano también habían aumentado significativamente su peso. Para el análisis los investigadores fueron selectivos con los diversos grupos de animales que se estudiaban y estos fueron controlados de manera exhaustiva, manteniendo sus dietas y hábitos de vida inalterables durante el tiempo necesario para dar consistencia a su trabajo. En el caso de los chimpancés, por ejemplo, los primates aumentaron su peso entre un 33% y un 37%. El hecho de que no hubiera habido modificaciones en su alimentación ni en sus rutinas puso de manifiesto que había otros factores afectando al peso de los monos y es en este punto en el que los obesógenos entran en juego.

¿Qué son los obesógenos?

Los obesógenos son unos agentes químicos ambientales que, incorporados al organismo, pueden modificar la manera en la que nuestro metabolismo regula y conserva la grasa y la energía de nuestro cuerpo. Catalogados como disruptores endocrinos -sustancias que interfieren con nuestro sistema hormonal-, se considera que estos químicos alteran el cuerpo a todos los niveles.

¿Dónde se encuentran?

El doctor García-Mayor, uno de los únicos médicos españoles expertos en este tema, dedicó su tiempo a recopilar de todas las evidencias científicas sobre este tipo de sustancias. Su conclusión, publicada en la revista Endocrinología y nutrición, recoge una pequeña guía de obesógenos que señala dónde se encuentran algunos de ellos, siendo dos de los más destacados los siguientes:  

Bisfenol A: es el obesógeno que más se ha estudiado, sobre el que más pruebas científicas hay y el que mayor repercusión tiene en la población debido a su uso masivo. El bisfenol A es un compuesto químico presente en cantidad de productos de la industria alimentaria. El plástico de las botellas reutilizables, de los biberones con los que alimentamos a los más pequeños o el interior de las latas de conserva son solo algunos de los envases en los que es posible encontrar esta sustancia.

Genisteína: es una isoflavona que se encuentra de manera muy abundante en la soja. Se ha confirmado que la genisteína tiene efectos obesogénicos en ratones y que la misma sustancia altera la distribución de la grasa corporal en mujeres postmenopáusicas.