5 señales del estrés en tu boca
Aprender a gestionar nuestras emociones es clave para prevenir algunas dolencias, como la gingivitis, periodontitis o el bruxismo, que están estrechamente relacionadas con las situaciones estresantes de nuestra vida.
El estrés y la ansiedad se han convertido en una de las amenazas más preocupantes para la salud en las sociedades modernas; ya que, mantenidos en el tiempo, influyen directamente en nuestro estado de bienestar, tanto físico como psíquico. El exceso de nerviosismo, la sobrecarga de trabajo, las preocupaciones... son algunos de los muchos factores que se esconden detrás de las cifras que arrojan algunos estudios: el 50% de la población reconoce vivir bajo estrés en su día a día; lo que, según los expertos, da lugar a estado de fatiga crónica, inmunodepresión y otras alteraciones que afectan a la salud como consecuencia del aumento de la hormona cortisol en el cuerpo. Por ejemplo, ¿sabías que el estrés podría ser el causante de una mala salud bucodental?
Así afecta el estrés a tu boca
De hecho, el estrés ataca de forma alarmante a nuestros dientes y encías; por lo que, además de las recomendaciones de los odontólogos de cuidar nuestros hábitos de higiene y pasar una revisión periódica cada seis meses, gestionar la ansiedad y aprender a regular nuestras emociones también va a ayudar a una buena prevención.
Así, uno de los principales síntomas de estrés en la salud bucal es la enfermedad periodontal. Según la doctora María Moya, de Ortofamily, "la ansiedad puede provocar inflamación y sangrado en las encías, una afección que puede derivar en el desarrollo de gingivitis (enfermedad crónica de las encías) con dolor al cepillado y una mayor sensibilidad dentaria". Además, a ello se suma que las infecciones graves en las encías son consideradas un factor de riesgo a la hora de padecer un problema cardiovascular; ya que las bacterias pasan a las placas de ateroma, que son las que forman el coágulo que posteriormente podría taponar una arteria. De ahí la importancia de una buena prevención.
Otro de los síntomas es el bruxismo, un hábito involuntario que consiste en apretar y rechinar los dientes; y que puede ser diurno, que se manifiesta en situaciones de tensión psíquica o de concentración extrema; y nocturno, asociado a las horas de sueño, ya que por la noche se descarga la tensión emocional padecida durante el día. El bruxismo arrastra otras complicaciones que, a la larga, pueden derivar en hipersensibilidad dental, desgaste dental, tensión muscular, dolor de oído, de cuello y de cabeza, limitación de movimiento, dificultad o molestias para masticar, aumento de la movilidad dental e, incluso, insomnio. Como es un acto involuntario e inconsciente, la única manera de poder actuar a tiempo es visitar al dentista para que pueda evaluar cuál es el mejor tratamiento. Normalmente, consiste en colocar una férula de descarga para evitar el contacto de los dientes superiores e inferiores o realizar tratamientos con ortodoncia en el caso de que el bruxismo afecte a la colocación de los dientes.
Por otro lado, el estrés también es la segunda causa de caries dental después de la acumulación de placa bacteriana. Esto se debe a que "con el estrés aumenta la acidez de la saliva atacando al esmalte de los dientes, la capa natural que los protege", explica la doctora Moya.
Del mismo modo, las aftas y herpes labiales también son frecuentes a personas sometidas a estrés, y es que, en el caso de los herpes, son producidos por un virus que habita en los nervios faciales y se reproduce en momentos en los que el organismo tiene menos defensas, como son los periodos de estrés. También las boqueras en niños con estrés, quienes humedecen inconscientemente los labios empeorando la lesión.
Además, no debemos olvidar que el estrés nos lleva, por lo general, a alimentemos peor y caer en algunos malos hábitos que, de modo engañoso, pensamos que ayudarán a calmarnos como fumar, beber más alcohol, morderse las uñas y un amplio etcétera. Por tanto, si queremos evitar que el estrés se apodere de nosotros, debemos comenzar por controlar estos pequeños gestos diarios que están poniendo en peligro nuestra salud.
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Protege tus dientes del estrés
Asimismo, para prevenir estas patologías y cuidar la salud bucodental durante épocas de estrés, la odontóloga de Sanitas Dental, Patricia Zubeldia, recomienda:
- Visitas periódicas al dentista. Es importante acudir al dentista de manera habitual no solo para embellecer la sonrisa, sino también para detectar pequeños problemas que puedan degenerar en algo mucho más grave.
- Poner atención a los malos hábitos. El simple hecho de morderse las uñas o morder un boli puede deformar los dientes. “Aunque no lo parezca, internamente se están generando pequeñas fracturas en las articulaciones y se está dañando el esmalte de los dientes”, añade Zubeldia. Por ello, es recomendable intentar canalizar el estrés de otras maneras, como con la práctica de deporte.
- Dieta equilibrada. Es aconsejable tratar de evitar consumir azúcares y carbohidratos y decantarse por alimentos ricos en fibra, así como determinados frutos secos y productos derivados de los lácteos.
- Prótesis o implantes. En caso de utilizar prótesis o implantes hay que extremar el cuidado de la higiene dental y seguir al pie de la letra las indicaciones del dentista.
- Pasta dental y cepillos específicos. No todas las pastas y cepillos valen para todas las personas, hay que utilizar los que mejor se adapten a las características de la boca. Por ejemplo, “si tienes una sensibilidad elevada, hay que utilizar productos especiales para combatirla”, comenta la odontóloga.
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