Alternativas saludables a los refrescos

La impulsividad con la que en ocasiones pedimos un refresco hace que ingiramos gases, azúcares y composiciones químicas que tal vez podemos evitar con bebidas aún más refrescantes y saludables.

Por Cristina Soria

Los refrescos lograron su sitio como bebida social cuando se impusieron como la elección más razonable para quienes querían tomar algo, pero no buscaban bebidas alcohólicas  y el agua les resultaba poco interesante. El mero acto de beber algo ya es una experiencia social, el sabor y el color de la bebida adereza el momento y le confiere cierta originalidad. 

El problema surge cuando siempre bebemos lo mismo, y en el caso de un refresco nos encontramos ante una bebida que aporta gas, cafeína, azúcares y una larga lista de elementos puramente artificiales. Esto hace que nos replanteemos muy seriamente si el refresco es una bebida innecesaria para nuestra dieta.

Cuando tengas en cuenta una nueva bebida para incorporar a tus momentos de ocio, hazle una prueba de transparencia. No nos referimos a que mires a través del vaso para comprobar si es una bebida opaca. La prueba de la transparencia consiste en determinar si es una bebida que tú podrías elaborar en casa, y de la que por tanto, puedes conocer todos sus ingredientes. Si es así, no estarás atada a consumirla en un lugar concreto ni una marca determinada, y siempre sabrás exactamente qué estás ingiriendo. Así, puedes compaginar cuando la elaboras en casa y cuando la tomas fuera.

Porque de casi cualquier bebida casera, existe un equivalente industrial, embotellado o elaborado en restauración. Estas bebidas no-caseras siguen siendo mejores que los refrescos, aunque probablemente hayan perdido nutrientes y contengan algún conservante que podrías eludir.

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Kombucha

Se trata de una bebida fermentada con cierto sabor ácido que procede de Asia, y es consumido en Japón, China y Rusia. Se elabora a partir de un hongo del té, que por su forma similar a una medusa se le denomina científicamente medusomyces givesi. Si se le alimenta de forma continua con té y azúcar, esta “medusa” puede vivir de forma perpetua, por lo que se la ha llegado a denominar como el 'hongo de la inmortalidad'. 

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Es refrescante, su sabor es muy original y el contenido de esta bebida es antioxidante y probiótico. Además del té fermentado de kombucha, puedes sumarle otros ingredientes que aderezan su sabor como un sirope de cereza o zumo de limón. Esta bebida es mejor cuanto más equilibrados están los sabores ácidos y dulces.

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Aguas con frutas

Los zumos o smoothies han pasado por una época de tendencia pero están empezando a perder su fama porque no conservan la fibra de la fruta fresca. Al licuarse se aumenta la oxidación de sus células y suponen un 'chute' de nutrientes innecesario cuando lo único que pretendemos es pasar un momento de distensión bebiendo algo apetecible.

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Sin embargo, el agua con frutas es una opción mucho más saludable, porque no deja de ser una infusión, mucho más ligera, y que cumple de forma más efectiva el objetivo de refrescar y de aportar un sabor agradable a un momento de relax o placer. No es necesario endulzarlas porque el sabor de las frutas que elijas ya contendrá ese toque dulce que necesitas, pero en el caso de que seas golosa puedes optar por incluir en la infusión una hoja de estevia o una cucharada de miel.

Para elaborar estas aguas simplemente tienes que trocear las frutas (o verduras) en pequeñas cantidades porque, recuerda, esto no es un batido. Si quieres, puedes añadir hierbas aromáticas. Infusiona la mezcla como lo harías con unas hiervas. Después, mantén el agua en la nevera para que se enfríe, y disfrútalo con unos hielos.

Agua de cebada

El binomio café-refresco está relacionado con la costumbre. Cuando debemos tomar una decisión rápida sobre qué tomar, si es por la mañana probablemente optemos por un café y si es por la tarde elijamos un refresco. Son decisiones poco meditadas, generalmente impulsivas y fruto de que lo que realmente pretendemos es compartir un momento de conversación sin centrarnos realmente lo que vamos a ingerir.

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En un término medio, entre el café y el refresco, una opción muy saludable es el agua de cebada. Su sabor se asemeja mucho al del café torrefacto, porque es más dulce que el café natural, pero no contiene cafeína y es ideal para diabéticos porque su fibra retarda la absorción de glucosa, bajando el nivel de azúcar en sangre. Caliente es un sucedáneo del café, y con hielo y aderezada con hierbabuena puede resultar muy refrescante y ligera.

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