Tomates más rojos, manzanas brillantes, huevos idénticos… A pesar de que las estanterías están repletas de productos atractivos, la realidad es que tanta belleza no se refleja en el sabor ni en el valor nutricional de los alimentos. Especialmente en los países desarrollados, las dietas con productos naturales y frescos están siendo sustituidas por una alimentación rápida, artificial y, por consiguiente, vacía de nutrientes. Esas naranjas redondas y perfectas poseen menos cantidad de vitamina C que las de hace 50 años y esas coloridas cebollas no aportan la misma cantidad de selenio. Hay diferentes factores que pueden afectar al contenido en nutrientes de una verdura y que provocan que los alimentos que se consumen actualmente poco o nada tengan que ver con los que se ingerían hace medio siglo. Desde la composición del suelo, los fertilizantes utilizados y la rotación de las cosechas, hasta la madurez en el momento de la recogida y la variedad cultivada provocan que cada vez haya más alimentos, pero que alimenten menos.
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Composición del suelo
Los suelos son la base de la agricultura y son fundamentales para el desarrollo agrícola no solo por ser el soporte físico que representan, sino también por los secretos que esconden en su interior. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, mundialmente conocida como FAO, los avances en materia de tecnología agrícola y el aumento de la demanda por el crecimiento de la población han ejercido una creciente presión sobre los suelos durante los últimos 50 años. Los suelos sanos son necesarios para obtener cultivos en buen estado y, en muchos países, la producción agrícola intensiva ha ocasionado un agotamiento de los suelos que ha puesto en peligro su capacidad productiva.
Uso de fertilizantes
En la agricultura intensiva, un sistema de producción en el cual se hace un uso intensivo de los medios de producción para obtener el máximo rendimiento, se emplean fertilizantes y pesticidas químicos que tienen un enorme impacto sobre la calidad de los alimentos. Con el fin de producir más rápido en menos tiempo, los agricultores utilizan un alto número de estas sustancias que la planta no puede absorber. Si los micronutrientes del suelo, especialmente zinc, hierro y manganeso, no están presentes en las plantas, tampoco lo estarán en los alimentos. ¿El resultado? Menos sabor y aroma y valores inferiores de vitaminas y minerales.
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Posibles soluciones
Aunque utilizar determinados tipos de fertilizantes o renunciar a la modificación genética no puede garantizar que el contenido nutricional de los productos sea mucho mejor, la agricultura ecológica es la alternativa que podría reducir los problemas que plantea la agricultura tradicional. Frente a este declive en la calidad los alimentos, este tipo de agricultura, basada en la utilización óptima de los recursos naturales, sin emplear productos químicos ni organismos genéticamente modificados, podría ayudar a preservar la fertilidad de los suelos, así como la calidad nutritiva de los alimentos, gracias a la aplicación de técnicas que contemplan la eliminación de productos tóxicos o una estudiada rotación de cultivos.
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