El colesterol también se hereda
La hipercolesterolemia familiar es una enfermedad genética muy frecuente, que está presente en el 5% de la población. Identificarla a tiempo puede salvarte la vida.
Podrías tener una predisposición genética a padecer colesterol alto y no saberlo. Se trata de una enfermedad hereditaria que nos acompaña desde el nacimiento y hace que nuestros niveles de colesterol en sangre estén permanentemente por encima de lo normal. La mayoría de los pacientes de esta enfermedad necesitan su reducir sus niveles de colesterol “malo” entre un 40% y 50%, por lo que se trata de una cuestión grave que puede tener consecuencias fatales para nuestra salud.
Los síntomas no son diferentes al colesterol “normal”
Los síntomas son los mismos que los que produce el colesterol alimentario, pero en el caso del genético aunque cuides tu alimentación con una dieta saludable, especialmente pensada para reducir los niveles de colesterol “malo”, notarás que sigues teniéndolo alto. Por tanto, cuando parece que tu dieta no funciona, puede haber detrás es una enfermedad genética que produce esta alteración y que a la larga puede ser el detonante de enfermedades cardiovasculares críticas.
Un diagnóstico a tiempo de la hipercolesterolemia familiar puede ayudar a aplicar un tratamiento adecuado que disminuya una predisposición genética de padecerla. Para detectarlo sería necesario realizar un análisis genético a partir de una muestra de sangre. Esa enfermedad hace que la concentración de colesterol en tu sangre sea mayor de lo normal, y puede producir obstrucción de arterias, enfermedades cardiovasculares, infarto cerebral, infarto de miocardio o angina de pecho.
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Tratamiento de la hipercolesterolemia
El tratamiento de la hipercolesterolemia familiar no implica sólo que midamos nuestra dieta para que el colesterol malo no se mantenga en márgenes superiores a los recomendados, sino que precisa, además, de una medicación concreta que nos acompañará para siempre. Se trata de fármacos inhibidores que están basados en estatinas, que son las resinas que neutralizan los ácidos biliares y fibratos, derivados del ácido fíbrico.
En algunos pacientes que han demostrado ser intolerantes a estos fármacos se les ha probado con éxito un tratamiento experimental que consiste en una modificación de su genética, mediante la incorporación de un anticuerpo que hace frente al PCSK9, que es la proteína que juega un papel muy importante en el metabolismo del colesterol y está relacionada con la hipercolesterolemia familiar. Por medio de unas inyecciones, los pacientes con esta enfermedad han podido abandonar la medicación permanente.
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Por tanto, solo los fármacos pueden paliar los efectos de esta enfermedad, así que precisaremos de un seguimiento médico constante y una dieta adecuada. Solo durante el embarazo y la lactancia esta medicación podrá ser suprimida.
Es importante mantener de la misma manera una alimentación sana y un ejercicio físico adecuado y continuado. Una dieta equilibrada y rica en antioxidantes, ácidos omega-3 y omega-6 y fibra. El ejercicio que necesitamos es sencillo, basta con buscar las rutinas de entrenamiento aeróbico que más encajen con nuestros gustos, tales como caminar, correr, bailar, montar en bicicleta o nadar.
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