¿Perdemos la forma física durante las vacaciones de verano?

Tomarse unos días de descanso al año es muy necesario para nuestra salud, y si no realizas grandes cambios en algunos hábitos diarios, tu forma física no tiene por qué resentirse.

Por Cristina Soria

Aunque a veces tengamos esa sensación, durante las vacaciones de verano no llegamos a perder la forma física que hemos estado cuidando el resto del año. Es más, es posible que unos días de descanso puedan proporcionarnos un periodo de recuperación a nivel profundo que nos permita entrenar con más exigencia a la vuelta de las vacaciones.

Si has sido constante en tu entrenamiento a lo largo del año, en tu cuerpo se han producido mejoras a nivel cardiovascular, y también de fuerza y resistencia, que no desaparecen de la noche a la mañana. Y realizar otro tipo de actividades en tus días libres, aunque sean de menor intensidad, puede ayudar a que descansen partes de tu cuerpo que podrían estar sobrecargadas.

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Algunos cambios sí se producen

Lo cierto es que nuestro cuerpo no es ajeno al cien por cien a los cambios que se producen en nuestros hábitos diarios durante el periodo vacacional. Pero se trata más bien de cambios que afectan a nuestro metabolismo y funciones rítmicas. Y es que, por norma general, seguimos ciertas rutinas a las que nuestro cerebro está muy acostumbrado, y que tienen que ver con nuestros horarios de trabajo y descanso, nuestra forma de alimentarnos y, por supuesto, el tipo de actividad física que realizamos habitualmente. Pero al llegar las vacaciones, todos estos hábitos tienden a desaparecer y se produce un cierto descontrol en nuestro cuerpo que afecta a nuestro flujo hormonal.

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Esta es la causa de que nos sintamos desajustados y que notemos cómo el cuerpo actúa de manera diferente cuando intentamos dormir, adaptarnos a un nuevo ritmo de comidas, o realizar algún tipo de entrenamiento. Por eso, lo que perdemos durante las vacaciones son los ritmos habituales que rigen nuestro organismo, no la forma física.

Si procuramos que los cambios no sean muy bruscos, y logramos mantener ciertos hábitos cotidianos, como un buen descanso, una correcta alimentación y un mínimo de actividad física, podemos evitar que nuestro cuerpo se altere. De este modo, las vacaciones de convertirán en un auténtico periodo de descanso y recuperación, y no de desequilibrio.

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No descuides tu alimentación 

La dieta es uno de los aspectos importantes que debemos controlar. Es habitual que, estando de vacaciones, descuidemos nuestra alimentación porque damos por hecho que nuestro cuerpo también se está tomando un descanso de la buena comida. De hecho, es habitual salir a comer fuera y, en ocasiones, recurrimos a restaurantes económicos o de comida rápida, que solo consiguen aportarnos calorías y grasas innecesarias. Lo mejor es, siempre que sea posible, buscar los restaurantes caseros que tengamos a nuestro alcance, con comidas típicas del lugar, ya que sin duda son los más saludables. Además, suelen resultar también económicos y pueden llegar a ofrecernos una interesante variedad de platos. 

Encuentra la forma de moverte

Evita hacer una vida muy sedentaria, porque es fundamental moverte para no perder del todo la forma. Puede resultar tan sencillo como planificar actividades que complementen tus horas de disfrute en la playa y que te ayuden a mantenerte activa y a quemar calorías. Por supuesto, es importante que descanses y desconectes, pero puedes aprovechar para visitar monumentos y lugares típicos, combinando descanso y actividad, y manteniéndote en perfecta forma mientras estás de vacaciones, aunque no puedas realizar tus entrenamientos físicos habituales.

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