Estas son las razones por las que se modifican genéticamente las verduras

Nada más sano que las verduras, sin embargo cada vez hay más especies modificadas genéticamente.

Por Cristina Soria

Cuando hablamos de alimentos modificados genéticamente, existen dos tendencias muy claras y opuestas al respecto: los que lo apoyan y los que lo rechazan. En ocasiones no queda claro por qué se han modificado genéticamente algunos alimentos, en concreto las verduras. ¿Era necesario? ¿Podría causar males a esas verduras?

Cada caso tiene razones diferentes para haber sido modificado. Pero uno de los motivos que hace necesaria la modificación genética es hacer más fuertes a los vegetales y dotarlos de una resistencia mayor a los insectos y al efecto de los herbicidas. Si son más fuertes, las cosechas resistirán mejor a las plagas o, incluso, a la sequía. Y eso beneficiará a los agricultores y al precio final de las verduras en el mercado, porque si todas las cosechas salen adelante, el precio será más equitativo.

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Solucionar el problema del hambre en el mundo por la superpoblación

Disponer de más verduras para vender no es solo una cuestión de consumo y de economía: según la FAO, el planeta vive un momento de escasez alimentaria sin precedentes y que no va a mejorar, sino todo lo contrario. Hace apenas 20 años, el planeta estaba habitado por 6.000 millones de seres humanos, pero se espera que para 2050 seamos 9.000 millones. ¿Cómo dar de comer a todos, acabar con el hambre mundial y no consumir los recursos del planeta?

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Porque, además, el cambio climático hace que las temperaturas sean más altas a nivel global, que la humedad propague insectos hacia zonas donde nunca habían llegado, y que las tormentas acaben con los cultivos.

La respuesta podría ser dotar a los vegetales de cualidades que les conviertan en superalimentos, en continua mejora. Porque si una verdura puede sobrevivir con mayor fortaleza, aun en zonas de difícil cultivo, y puede ser más nutritiva y deliciosa, probablemente se esté dando al planeta una oportunidad de alimentar a todos los humanos, de darles todos los nutrientes que necesitan y de no depender de las inclemencias del tiempo.

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Para sacarle todo el jugo

Recientemente se están poniendo de moda las uvas y las sandía sin pepitas. Puede parecer un atentado contra la naturaleza. ¿Pero crees que la fruta siempre ha sido así? Por suerte en el siglo XVII se pusieron de moda los bodegones, y en esas pinturas se ha descubierto que las sandías, por ejemplo, no se parecen en nada las que tenemos ahora. El hombre ya modificó estos vegetales antes del descubrimiento de la genética.

En la obra de Giovanni Stanchi se puede apreciar como las sandías de 1670 no solo estaban repletas de semillas, sino que su zona carnosa estaba dividida en varios “gajos”, desaprovechando las zonas intermedias que estaban compuestas por cortezas interiores. La mano del hombre ya operó para cruzar distintas especies de frutas y verduras y mejorar su sabor y su zona carnosa.

De la misma manera cambiaron los plátanos, pues hace miles de años no eran tal y como los conocemos hoy. Tenían muchas semillas, y estas eran muy duras y hacían difícil comer la zona carnosa. Esta fruta procede del sudeste asiático y fue modificada por el hombre para hacerse más apetecible, fácilmente pelable y más nutritiva.

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Temer de la modificación genética sigue siendo razonable

Sin embargo, quienes dudan sobre si el hombre debería inmiscuirse en la genética de las especies vegetales lo hacen en base a un principio básico: ¿cómo podemos saber que no desencadenaremos un perjuicio irreparable para el planeta? 

Todas las modificaciones naturales de las especies han sido realizadas a lo largo de miles de años, en el caso de la evolución. O de siglos, cuando el ser humano ha sido el precursor. Sin embargo, la modificación genética es casi instantánea, y toda la paleta genética del planeta podría variar a un ritmo vertiginoso, y en paralelo, tan solo refrenada por la legislación de cada país. Sin embargo, lo que en Europa está prohibido, puede no estarlo en Estados Unidos, y viceversa. No hay un criterio puramente científico y global, sino mercantil.

Además, las características de todos los alimentos modificados por el hombre, tanto genéticamente como por medio del cruce de especies o de planta selectiva, abocan a que los nuevos vegetales sean cada vez menos fértiles, porque la semillas restan espacio a la zona carnosa, y además los laboratorios pretenden que las semillas fértiles sean comerciables, y que por tanto los frutos no puedan sembrarse. Entonces, por mucho que los vegetales del futuro sean más nutritivos y resistentes ¿qué impacto pueden tener sobre el planeta que esos vegetales cada vez sean menos fértiles?

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