La escalada es una de las mejores opciones de entrenamiento para los más aventureros, aquellos que disfrutan de los deportes de riesgo. La versión de interior, que se practica en un rocódromo, es perfecta para principiantes y para quienes no tienen la posibilidad de escaparse a la montaña. Entre los beneficios de esta técnica destacan el fortalecimiento de la musculatura, el aumento del equilibrio, trabajar el movimiento de todo el peso corporal, la quema de grasa, la mejora de la flexibilidad y de la concentración. Si todas estas ventajas se suman a las que tiene asociadas el yoga, el resultado es una nueva disciplina conocida como Yoga Climbing (yoga escalando).
Posturas de yoga en el rocodromo o al aire libre
Nacida en Myanmar (antiguamente conocida como Birmania), esta técnica surgió hace poco más de un año. Khin Myat Tu Zhar, abogada de 32 años, comenzó a dar clases de escalada en rocódromo y fue entonces cuando se le ocurrió mezclar el yoga, que llevaba años practicando, con estos ejercicios sobre la pared. Con la ayuda de un arnés, la clase transcurre en la zona más alta del muro, donde se realizan diferentes posiciones que hacen trabajar los músculos de forma diferente. Para que el ejercicio pueda realizarse de forma correcta es necesario que exista una persona que haga contrapeso en el suelo. "Es distinto al yoga normal. Usamos las cuerdas para hacerlo y otra persona tiene que sostener a quien escala. La sensación que tienes en la pared no es la misma que te produce estar en el suelo", explicaba la creadora a El Espectador.
El centro desde el que pone en marcha este proyecto, Climb'O Clock, se encuentra en Rangún, motor económico del país, y es un espacio donde hasta ahora se entrenaban y formaban escaladores. Las lecciones comienzan con un calentamiento y estiramiento previo a las posiciones, que beneficia a los alumnos a la hora de realizar correctamente el ejercicio posterior. Por ahora, la mayoría de las participantes son mujeres, y lo hacen en grupos de entre 7 y 10 personas.
"Adoro la sensación que siento al final de la clase de yoga, mi mente está totalmente en paz", explicaba una de las alumnas a El Comercio Perú. Entre los puntos positivos de esta versión del yoga, se encuentran el de mayor relajación, crecimiento de la resistencia, aumento de la fuerza y trabajo mental. Además, al realizarse sobre el aire, las posturas se hacen de manera distinta y eso repercute en la musculatura: "No tengo fuerza suficiente en las manos para practicar yoga clásico, pero de la forma en que hacemos 'climbing yoga', adquirimos fuerza en las manos", declaraba una aprendiz al mismo medio.
Desde Myanmar a América Latina
Por otro lado, esta modalidad conlleva un riesgo mayor que las clásicas. Al realizarse en altura, "si haces algo mal puedes hacerte daño y puede ser peligroso", apuntaba la propia Khin Myat Tu Zhar en la entrevista concedida a El Espectador. Su próximo reto como profesora de esta metodología es trasladar a su grupo al campo, para que puedan hacer la misma actividad al aire libre. Aunque ha llegado a algunos puntos de Estados Unidos, América Latina y Europa, en España, por el momento no hay noticias de que se practique.