Tener una casa ordenada, día tras día, es una tarea que resulta complicadísima para muchas personas. Algunos gurús del orden proponen que ordenes la casa entera de golpe y crees un compromiso con ella que te impida volver a situaciones de desorganización y caos. Pero otros, en cambio, proponen introducir pequeños hábitos, sencillos de cumplir, con los que podrás notar grandes cambios sin llegar a desanimarte. Te proponemos algunos muy esenciales, con los que podrás ver los resultados tanto el día a día de forma inmediata, como a largo plazo.
Si te va a llevar menos de 2 minutos, hazlo
Por eso se llama “la regla de los dos minutos”. Es una regla básica de la productividad propuesta por el coach David Allen en su sistema Getting things done (GTD): todo actividad que necesite alrededor de 2 minutos para que la realices, debes hacerla de inmediato. Cuando en casa te topes con algún tipo de actividad que puedas completar en menos de 2 minutos, hazla sin dudar. Puede tratarse de tender una lavadora, ajustar un tornillo sin apretar, fregar el exprimidor al terminar de usarlo… Si dejas las cosas hechas te aseguras de resolver un problema y te liberas para atender cosas de mayor importancia.
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Mejor hacer un poco que no hacer nada
Todos tenemos pendientes tareas que sabemos que van a ocuparnos demasiado tiempo, así que las dejamos sin hacer esperando a que llegue el momento oportuno. Pero, honestamente, sabemos que es bastante difícil que eso ocurra si no lo forzamos un poco. Y de esa forma retrasamos, por ejemplo, ordenar el trastero o hacer una limpieza de armario.
Ante este tipo de tareas que tanta pereza te da afrontar, por el tiempo y la energía que requieren, prueba con un sencillo método que podría acabar con tu falta de iniciativa y el no saber por dónde empezar: plantéate hacer solo la parte rápida y sencilla de lo que tienes por delante, aquella que te llevará un máximo de 5-10 minutos y que no te supondrá un gran esfuerzo. Sin darte cuenta acabarás haciendo también la parte más compleja, porque ordenar engancha, y una vez que empieces no querrás parar.
Necesitas 5 superficies recogidas
Por norma general, las superficies planas parecen haber sido creadas para acumular desorden y para albergar todo tipo de objetos sin importar dónde deberían estar realmente. Por eso existe una norma que marca un mínimo de 5 superficies (encimera de la cocina y fregadero, repisa del baño, mesa del comedor y el suelo del salón) que deben quedar recogidas antes de la hora de dormir. Se trata de las superficies más propensas a acumular cosas, y si las recoges a diario lo harás en solo unos minutos. Además, cuando te levantes al día siguiente y veas todo recogido sentirás que ha merecido la pena y te costará menos mantener el orden diario.
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Tira una cosa al día
Deshacernos de aquellas cosas que están en buen estado es muy difícil, lo admitimos. Por eso no hace falta que vacíes tu casa de una vez: puede que te lleve más tiempo del que te gustaría o que te supere la sensación de desechar muchas cosas aparentemente útiles o que tengan algún tipo de valor sentimental. Por eso te proponemos que te deshagas de una única cosa al día, y que salga de tu casa de la forma adecuada: a la basura, a un contenedor de reciclaje, a una donación… así podrás empezar por las aquellas cosas de las que te resulte más fácil desprenderte. Y cuando lleguen las cosas más difíciles ya tendrás un buen hábito de orden y limpieza.
Uno viene, uno se va
La norma anterior te servirá para seguir esta con más facilidad. Y es que por cada nueva adquisición que entre a tu casa, otra tiene que salir. Esta regla vale oro cuando se trata de evitar acumular cosas innecesarias en casa. Y, de paso, es una manera de controlar fácilmente nuestro volumen de consumo: si cuando vas a comprarte una taza o una camiseta piensas en que has de deshacerte de otra que ya tienes, puede que no lo compres de manera precipitada. Y si terminas adquiriendo algo, bien porque lo necesitas o bien porque lo quieres, no supondrá un problema de acumulación si sigues esta pauta.
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