Este tipo de disciplina surge de aplicar la llamada práctica somática al yoga tradicional. Esta práctica es una forma de trabajo que nos da herramientas para conocernos desde el interior de nuestro cuerpo físico hacia fuera.
Somático procede de la palabra griega “soma”, que se refiere a una idea de cuerpo integrado, completo, habitado, y sensible al mundo externo e interno. También significa “cuerpo viviente”, es decir, un cuerpo que se siente a sí mismo y que se conoce lo suficiente para tener una percepción internalizada de sí mismo. En lo referente a esta práctica, es algo parecido a un despertar, a darse cuenta de uno mismo, a hacer que nuestro cuerpo sea pensante y consciente de sí mismo.
Qué es la práctica somática
La educación somática cultiva la paciencia y la honestidad, además de la curiosidad, la sencillez y la conexión con uno mismo. Es una disciplina que no está interesada en tratar las partes del cuerpo de manera aislada, sino que defiende la integridad del todo, ya que es así como nuestro cuerpo es concebido por el cerebro. El cerebro no piensa de manera aislada, no distingue entre qué necesitan tus abdominales y qué necesitan ettus isquiotibiales. La percepción que tenemos de nosotros mismos son mucho más dinámica y compleja que esto.
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Una disciplina que aporta seguridad
La práctica somática nos ayuda a nivel cuerpo mente a sentirnos seguros, lo cual es la prioridad número uno para nuestro cerebro. Para lograrlo, hay que cambiar patrones físicos y mentales profundamente arraigados en nosotros, hay que aliviar el dolor corporal y reducir la tensión del mismo. El resultado es una bella postura corporal, un aumento importante de la flexibilidad, coordinación, destreza, equilibrio y fuerza, aunque nada de esto es el objetivo.
Qué ocurre cuando unimos práctica somática y yoga
Si practicas yoga habitualmente, el enfoque somático te ayudará a afinar tu sensibilidad y a escuchar con mayor claridad lo que sentimos. El yoga desarrolla la propiocepción, es decir, la habilidad de situarnos en el espacio, y lo que la práctica somática ofrece es la interocepción, es decir, conciencia de las sensaciones basadas en el cuerpo.
El yoga somático nos ayuda a encontrarnos con nosotros mismos momento a momento, a través de cada respiración. De esta forma podemos ser más inteligentes con nuestro cuerpo y más hábiles a la hora de realizar las asanas de yoga.
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Una forma de evitar lesiones
Cuando practicas el yoga somático tu cuerpo está más preparado para evitar posibles lesiones, porque tu mente es capaz de conectar con tu interior, con tu fisiología, y saber qué es lo que necesitas en cada momento. Es un tema de tolerancia y seguridad. Es tu cerebro el que, con una imagen global y completa de ti, sabe cuál flexible eres. Si siente que no vas a estar segura y libre de sufrir una lesión en un movimiento, hace que te detengas.
Para los practicantes del yoga somático, las disciplinas que te anestesian el cerebro y permiten que estires y estires tus músculos son muy perjudiciales. Hay que dejar que cerebro y cuerpo conecten, solo así podrán cuidarse y permitir que sientas esa seguridad de la que hablábamos al principio.
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