Ser impuntual de forma ocasional es algo que nos pasa a todos y no tiene mayor importancia. Pero si lo tuyo es una constante, llegas tarde a todos lados y ya te has ganado fama de tardona, hay que buscar una solución. Normalmente se trata de una mala gestión del tiempo, pero puede tratarse de una falta de empatía con los demás, o ser el síntoma de un malestar encubierto. En cualquier caso, ser impuntual no está bien visto socialmente y hay que evitarlo en la medida de lo posible. Puede que te identifiques con las posibilidades que te planteamos a continuación. En ese caso, ponte manos a la obra para convertirte en esa persona puntual que, en el fondo, estás deseando ser.
Te acuestas tarde y te cuesta levantarte al día siguiente
Es una de las razones más habituales. Tienes una agenda muy ocupada y haces planes hasta por la noche. O bien aprovechas que ya estás en casa tranquila para engancharte a una serie o a un libro, y al final te acuestas más tarde de lo que deberías.
Intenta planificar la semana con antelación, en algún momento del domingo, para ser consciente de todo lo que tienes pendiente y de cuánto tiempo real tienes para trasnochar, de tal manera que te asegures, a menos, 7 horas seguidas de sueño.
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No te gusta el lugar al que tienes que ir
Puede tratarse del trabajo, de una cita romántica, de una reunión familiar o con amigos… Si de manera casi involuntaria es recurrente tu impuntualidad en ocasiones y contextos muy concretos, quizás deberías tomarlo como una llamada de atención que te hace tu propio inconsciente. A lo mejor hay cosas que no te apetece hacer pero no tienes más remedio que hacerlas, y no te queda más remedio que dejar la impuntualidad a un lado. Aunque quizás hay otras cosas de tu vida que puedas cambiar si te lo propones y te concedes la oportunidad de escucharte (amigos con los que ya no disfrutas, un trabajo que te hace infeliz…), y tu impuntualidad se irá con ellas.
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No calculas bien los tiempos
Has quedado, pero aún falta una hora para que salgas de casa, así que aprovechas para dormir una pequeña siesta, o para ordenar la casa, o para hacerte la manicura… el caso es que al final el tiempo pasa volando y cuando llega la hora de salir estás aún medio dormida o inmersa en otra actividad que hace que retrases el momento de salir de casa.
La forma de evitarlo es, en estas situaciones, obligarte a pensar que has quedado antes de la hora en la que lo has hecho (unos 15-20 minutos antes). Así saldrás a tiempo de casa y no llegarás tarde.
No te importa llegar tarde
Llegas tarde porque, sinceramente, ser puntual no entra en tus planes, no lo consideras importante. Por lo tanto te haces esperar con demasiada frecuencia. Si esto es así, puede que tu problema sea más complicado, pero puedes solucionarlo con un poco de empatía. Ponte en el lugar de la otra persona, y piensa si a ti te gustaría estar esperando siempre a una amiga durante demasiado tiempo cada vez que quedáis. Seguramente no. Piensa en ello cada vez.
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