Quienes han vivido largas temporadas en una ciudad diferente a la suya conocen la sensación de regresar a un lugar que creías que te pertenecía y descubrir que las cosas han cambiado. Que ya no encuentras los lugares donde eras feliz y que las calles han dejado de tener la apariencia que recordabas porque, por ejemplo, aquel parque es ahora una gasolinera.
La solastalgia es ese sentimiento, de percibir que el tiempo acabó con lugares que creías que serían eternos, y que no tendrás forma de recuperar. Generalmente, estos lugares estaban llenos de vida, y precisamente echas de menos que acaben convertidos en lo contrario. Porque, según quien acuñó este término, nuestra sociedad avanza hacia una urbanización cada vez más voraz, y lo que antes eran viviendas con las ventanas abiertas, ahora son herméticos edificios de oficinas.
Este término habla del sentimiento de pérdida, pero lo hace de forma más general refiriéndose al medio ambiente y a cómo, como especie humana, hemos ido perdiendo poco a poco el entorno natural, dándole la espalda y haciéndolo desaparecer.
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La filosofía aportó esté término psicológico
La solastalgia no es una enfermedad ni un síndrome. El término fue acuñado en 2003 por el filósofo Glenn Albrecht cuando estudió nuestra relación con la naturaleza, y descubrió que la raza humana ha dejado de sentirse parte del medio natural, porque cada vez se ve encerrada en laberintos con más capas de cemento y acero. Por eso, según Albrecht, la naturaleza está dejando de ser protegida, porque empezamos a considerarla ajena a nosotros.
Albrecht llegó a la conclusión de que, a raíz del desarrollo urbano, el ser humano ha ido cambiando sus hábitos, deslizándose cada vez más del medio ambiente. Y este progreso imparable de la civilización ha desencadenado una serie de enfermedades físicas y mentales relacionadas con el sedentarismo, la alimentación envasada y la falta total de contacto con la naturaleza.
Sin embargo, este término tan evocador pasó poco tiempo en manos de la filosofía, y fue recogido y ajustado por los psicólogos clínicos australianos, que tomaron muy en serio la solastalgia y añadieron el término a ciertos síndromes que ven todos los días en consulta.
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Los incendios forestales en verano y la solastalgia
Todos los años llega la terrible noticia de que en la Península Ibérica o en California se desencadenan terribles incendios forestales que acaban con miles de hectáreas. También ocurre en Australia, donde nació la solastalgia. Por eso, este término también se ha utilizado para definir la sensación de vacío que queda entre quienes disfrutaban y sentían como propia esta naturaleza desaparecida.
Australia, además, sufre varias consecuencias del cambio climático que están modificando y deteriorando su paisaje y el equilibrio de su medio ambiente, provocando graves sequías y la desertificación de zonas bastas y la muerte de los arrecifes coralinos. Mires a donde mires, no hay países que no estén sufriendo estos males ecológicos, y estos lugares desaparecidos probablemente nunca volverán a ser los que eran.
Lo contrario a la solastalgia es la topofilia
Fue precisamente el mismo filósofo que definió la solastalgia como es el sentimiento de pérdida de un lugar al que queremos, quien definió la palabra contraria: topofilia (en griego, amor por un lugar). Según Albrecht, la topofilia es una sensación poderosa, porque tendemos a identificar las emociones y la felicidad que vivimos, con los lugares donde los hemos experimentado. Y por eso, es tan importante entender el sentimiento de pérdida que podemos llegar a tener cuando estos lugares desaparecen.
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