Según las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Japón es uno de los países con la esperanza de vida más alta del mundo. Sus habitantes viven de media en torno a los 84 años, tal y como indican los datos de la institución correspondientes a 2016. Asimismo, el Ministerio de Salud nipón publicaba en 2015 que el país contaba con la mayor proporción de personas centenarias del planeta, con casi 66.000 habitantes mayores de 100 años entre sus 128 millones de habitantes. Unas elevadas cifras respaldadas, en buena medida, por su alta calidad de vida y por su excelente modelo de alimentación, uno de los más cardiosaludables para los expertos y que, incluso, convierte a sus ciudadanos en unos de los más delgados del mundo. Pero, más allá de la dieta, su longevidad está relacionada con otro concepto mucho más espiritual, el ikigai: sus auténticas ganas de vivir.
En la cultura japonesa (en concreto, en la región de Okinawa, donde se da la mayor contratación de centenarios), el ikigai es aquello que da sentido a la existencia de cada ser. Lo que motiva a levantarse cada día a una persona, es decir, su verdadero secreto para llevar una vida plena y longeva. Esta particular filosofía es considerada por muchos como el método para vivir más de un siglo, puesto que si un individuo encuentra su lugar en el mundo todo fluirá con una energía especial, resultando más fácil y placentero.
La felicidad no es el fin, sino la consecuencia
Sin embargo, su objetivo último no es la felicidad, sino identificar aquello que de verdad te gusta hacer y, por tanto, para lo que se posee un don especial, además de tener una utilidad para el prójimo. Ese 'algo' que de verdad llena tu espíritu será el motor que te impulse a vivir mejor y más tiempo, proporcionando, como consecuencia, un estado de auténtico bienestar.
Todos los seres humanos tienen una habilidad especial que les diferencia del resto, la clave es saber identificarla y ponerla en práctica. Pero ¿cómo hacerlo? Encontrar este don que nos haga sentirnos plenamente realizados requiere, en algunos casos, un profundo conocimiento de uno mismo. Una búsqueda interior en la que muchos invierten gran parte de su vida, pero que se puede atajar a través de cuestiones básicas como qué actividades te resulta fácil hacer, cuáles son aquellas con las que el tiempo se pasa volando, qué te gustaba hacer de niño o qué es lo que puedes aportar a los demás.
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Pasión, profesión, vocación y misión
Asimismo, para algunos expertos el ikigai está íntimamente relacionado con la actividad laboral que se desempeñe. De este modo, su búsqueda reside en la fusión de cuatro conceptos básicos en la vida de una persona como son pasión, profesión, vocación y misión. De esta unión se pueden extraer tres valiosas conclusiones que nos ayudarán a encontrar y desarrollar con plenitud nuestro camino en la vida: aquello en lo que eres bueno, aquello por lo que pueden pagarte y lo que el mundo necesita.