Pocas cosas se cogen con tanta ganas como empezar a ir al gimnasio. Además, comenzamos a ir con el convencimiento real de que estamos comenzando un idilio que nunca podrá terminar. Pero al poco tiempo empezamos a faltar al algún entrenamiento aislado, luego cada vez a más, hasta que llega un momento en el que ya no tenemos tan claro que nos apetezca ir y que resulte tan efectivo. Total, tampoco es tan importante llegar con un cuerpazo a la puesta del bikini. Es entonces cuando llega el abandono.
Pero tranquila, no está todo perdido. Por eso te queremos dar unos consejos para que tu amor por el gimnasio dure eternamente y seas capaz de lograr tus objetivos.
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Ponte metas alcanzables
Si te apuntas con la intención de estar estupenda en poco tiempo hemos empezado mal. Los resultados visibles no se consiguen únicamente por trabajar duro durante un par de meses. También debes revisar tu dieta, planificar bien tu rutina y darte tiempos de descanso.
Si eres nueva en esto del gimnasio, has de saber que los primeros mese son fundamentales para alcanzar un buen nivel de fuerza y resistencia. Gracias a eso sentarás las bases para afrontar una buena evolución en el gimnasio. Así que dosifica tus fuerzas, no vas a lograr antes tus objetivos por entrenar más.
Es necesario introducir cambios
Es habitual que muchos de los usuarios del gimnasio vean como su evolución se estanca una vez pasados los tres primeros meses y puede que sea lo que te pasa a ti. No desesperes porque esto no es del todo cierto: lo que ocurre es que los cambios se vuelven más lentos que al principio, cuando la evolución normalmente es rápida y visible. Para evitar que esto ocurra, cambia tus rutinas cada cierto tiempo.
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No priorices el fin estético
Si el único motivo que tienes para hacer deporte es estético estás cometiendo una equivocación, porque buscarás atajos para lograrlo más rápido y, al no conseguirlo, te desmotivarás y será más fácil que abandones. Es preferible que busques objetivos a largo plazo, y que sean de salud. Si consigues estos, los estéticos vendrán solos.
Procura no obsesionarte con el peso, porque es muy posible que observes cómo aumenta si sigues un programa de fuerza, a pesar de que pases muchas horas haciendo ejercicio y sigas una dieta equilibrada. Fíjate mejor en cómo te queda la ropa, es mucho más fiable. Y no olvides cómo estabas antes de empezar a ir al gimnasio, seguro que puedes apreciar el cambio.
Recuerda que los milagros no existen
Cuando los cambios no llegan tan rápido como deseamos es normal que recurramos a otras opciones, como los consejos de amigos o de otros usuarios del gimnasio. Pero lo único que te garantiza ir por el buen camino es contar con los profesionales de tu gimnasio, que te sabrán orientar y estarán dispuestos a ayudarte en todo aquello que necesites, siempre que no pretendas tener un cuerpo 10 con apenas un par de meses de entrenamiento. Recuerda que no existen las dietas milagros ni productos que transformen tu cuerpo, librándolo de la grasa y llenándolo de músculo.
Para lograrlo has de ser constante en tus entrenamientos y llevar una dieta equilibrada. Es posible que el camino sea largo, pero la recompensa es muy grande: tu salud y bienestar asociados al cuidado de tu cuerpo.
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