A la hora de comprar o adoptar a un perro, más aún cuando se trata de uno que habitará junto a una familia con hijos, podría ser importante tener claras las cualidades que definen el carácter de cada raza. Dos de las más demandadas, los golden retriever y los labradores, son habitualmente confundidas entre sí, pues poseen características similares. Analizamos las diferencias que existen entre ambos para conseguir distinguirlos a primera vista.
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Orígenes diferentes
El labrador es originario de Canadá y recibe su nombre por la labor de cazador que tenía en estas tierras del noreste durante el siglo XVI. Tras varios años de cruce con otras razas inglesas, irlandesas y portuguesas, el perro de aguas de San Juan entre ellas, surgió el can que conocemos en la actualidad.
El golden retriever, por su parte, tiene su origen en Reino Unido, concretamente en Escocia. A mediados del siglo XIX, al igual que sucedía con el labrador, se comenzó a criar con fines de cacería. Todo apunta a que este animal de compañía surge como consecuencia de un cruce entre diferentes tipos de perdigueros y otros perros de esta zona europea, entre los que se encuentran el cobrador de pelo liso (flat-floated retriever), el tweed water spaniel, el bloodhound y el setter spaniel.
El pelaje, la gran diferencia
En cuanto a las diferencias físicas, los labradores, con un tamaño mediano-grande, cuentan con un cráneo amplio, una fuerte musculatura y un peso que oscila entre los 25-40 kg. Además, su pelaje es resistente, duro, corto, liso y denso. Siempre son de un único color -en tonos negros, dorados o marrón chocolate- y, normalmente, no presentan manchas de ningún tipo.
En tamaño y peso, ambas razas casi coinciden, aunque el golden puede alcanzar los 38 kg, superando al labrador. Sin embargo, si hubiera que destacar una sola cuestión física diferenciadora esta sería la que se refiere a su pelo, que en este caso es largo, suave, ondulado, brillante y de tonalidades doradas.
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Cualidades y carácter
El labrador es una mascota considerada astuta, inteligente, atenta y cariñosa. Consecuencia de su facilidad para sociabilizar es, además, dócil. Los expertos lo recomiendan a nivel doméstico por ser un animal perfecto para todo tipo de familias; no solo por su personalidad equilibrada sino por tratarse de seres ágiles, a los que les encanta el agua y entrenar su olfato. Precisamente por esta cara afable, no resultan los más adecuados cuando se trata de encontrar un guardián del hogar.
Por otro lado, los golden retriever se caracterizan por su carácter leal, bondadoso, perspicaz y amable, cualidades que lo posicionan como una de las mejores razas para convivir con niños. Aunque sea un tipo de can con un ritmo de vida tranquilo, adora jugar con cualquier objeto.
Eso sí, ambas razas poseen similitudes que van más allá del aspecto de cada una de ellas. Estas mascotas requieren de, al menos, dos horas de paseo al día, una gran estimulación mental y deportiva y, además, pueden acabar viviendo un periodo aproximado de diez años.