Hay personas para las que esa inquietud se transforma en una auténtica agonía, llegando a padecer sudoración, palpitaciones y ansiedad. Tal es la angustia que, en la medida de lo posible, evitan las visitas a su médico, aunque sean necesarias.
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Este miedo recibe el nombre de latrofobia, y puede ser de diferentes clases: miedo a acudir a la consulta de su médico, a entrar en un hospital, a que nos pongan una inyección o que nos saquen sangre…
¿Por qué se tiene latrofobia?
Las causas son tan variadas como las personas que la padecen, aunque parece ser que a una predisposición de la persona a las fobias, unida a alguna experiencia traumática puede ser la base de la latrofobia (y de cualquier otra fobia).
Puede que se asocie el dolor físico a los doctores, o que el miedo a recibir malas noticias sobre nuestra salud sea tan grande que nos produzca una reacción fóbica.
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Estos son los síntomas de la latrofobia
Ante un episodio de latrofobia, nuestro cuerpo va a reaccionar de forma similar a como lo haría si tuviera una crisis de ansiedad. Es decir, con sensación de mareo, palpitaciones, sensación de falta de aire, sudoración… Nuestra cabeza imagina las terribles consecuencias que puede ocasionarnos un encuentro con el médico y reacciona así.
Otro síntoma está relacionado con la conducta, y puede que lleguemos a impedir que la visita finalmente se produzca alegando todo tipo de motivos y excusas.
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¿Cuáles son las consecuencias?
Una persona con latrofobia va a evitar por todos los medios hacerse hasta una simple revisión periódica para comprobar su estado de salud, lo que impide el diagnóstico precoz de enfermedades que no muestran síntomas visibles, pero pueden detectarse, por ejemplo, en una analítica general.
También puede provocar que enfermedades muy sencillas de curar se compliquen por no ir a recibir el tratamiento adecuado, y después la solución no sea tan buena ni tan fácil de obtener.
Por otro lado, si para no recibir malas noticias por parte del médico y evitar escuchar lo que no queremos le ocultamos nuestro estado real de salud, no dejaremos que nos dé un diagnóstico correcto y solo conseguiremos complicar las cosas.
Cómo superar la latrofobia
- Busca en tus recuerdos una vivencia que pudiera ser la desencadenante de tu fobia. Si das con ella es posible que recordarla con distancia te ayude a relativizarla y tu miedo disminuya.
- En los días anteriores a una consulta (y a ser posible todos los días) realiza algún tipo de relajación o realiza actividades que la fomenten, como el yoga, la meditación o el taichi. Además de relajarte, actividades de este tipo te servirán para tener un mayor control de tus emociones e impulsos, y superarás mejor el momento de enfrentarte al médico.
- Aunque resulte paradójico, piensa que el médico que te produce este miedo es el mismo que se va a encargar de tu salud y bienestar. Es decir, es alguien bueno para ti, porque él no es la causa de que puedas ponerte enferma, sino la persona encargada de ayudarte a estar bien.
- Si nada de esto te sirve y no consigues dejar atrás tu miedo, no dudes en ponerte en manos de un profesional que te ayude a superar una situación que pone en juego tu salud.