Uno de los problemas de salud más recurrentes en verano (aunque no muy grave, sí molesto) es la otitis. Y es que, al igual que se hace necesario proteger nuestra piel y ojos con cremas solares y gafas de sol, también nuestros oídos necesitan un cuidado extra; ya que el calor, así como la humedad, el uso del aire acondicionado y otros factores como los cambios de presión cuando viajamos en avión, generan un ecosistema especialmente propicio para el desarrollo de otitis y tapones de cera e, incluso, infecciones.
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Otitis del bañista, uno de los motivos más comunes de consulta en verano
Principalmente, los chapuzones pueden traernos sorpresas desagradables y dar lugar a lo que comúnmente se conoce como la otitis del bañista, una dolorosa infección que se produce por la entrada de agua y humedad prolongada en el conducto auditivo externo, que puede verse agravada por las bacterias de dicho agua o cloro. Por tanto, tal y como advierten los expertos, un buen secado después de un baño es la principal arma para prevenir tanto la otitis como otro tipo de infecciones auditivas; así como el uso de tapones especiales (de silicona o cera, los más habituales). “Existen sprays que secan la humedad del conducto auditivo y no dejan que se acumule cerumen. Aunque, sin duda, lo más efectivo es la utilización de tapones que se adapten bien a nuestros oídos y eviten la entrada de agua”, apunta el Dr. Juan Royo, de GAES. En el caso de que realicemos habitualmente prácticas de natación o buceo, se recomiendan los tapones hechos a medida; son un poco más caros pero imprescindibles si pasamos mucho tiempo en el agua.
Además, las infecciones de oído también pueden deberse a que el agua en el que nos bañamos no esté lo suficientemente limpia (en el caso de pantanos, estanques…), por tanto, deberemos comprobar siempre las características del lugar antes de lanzarnos al agua. También es recomendable tener cuidado con las zambullidas e inmersiones, ya que la entrada de gran cantidad de agua de manera repentina puede afectar de forma perjudicial al oído. En el caso de inmersiones a mucha profundidad, el cambio de presión también puede dañar el tímpano, por lo que se aconseja descender con precaución y no realizar buceo de fondo si no se conocen las técnicas apropiadas.
Cuidado con el aire acondicionado y los viajes en avión
Precisamente los cambios de presión suelen ser otra de las razones que pueden provocar molestias auditivas e, incluso, llegara a ocasionar una pérdida de audición temporal. Algunas personas son especialmente sensibles a los cambios de altura, por ello, deben tener especial cuidado cuando viajan en avión. Un consejo para ello sería evitar dormirse en el aterrizaje y el despegue. Para destaponar los oídos también ayuda bostezar, mascar chicle o un caramelo.
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Por otro lado, los expertos recuerdan que es importante protegerse de las corrientes de aire y, sobre todo, limitar el uso del aire acondicionado; ya que genera un ambiente artificial frio y seco que afecta a las vías respiratorias, pero también a nuestro oídos. Lo ideal es mantener el ambiente a una temperatura de unos 22º y colocar recipientes con agua para humedecer la estancia.
Por último, no olvides que ante el menor síntoma o molestia, se ha de acudir al médico para que pueda tratar las infecciones de oído de manera precoz, evitando que se produzca un problema mayor.