Hace años que el coaching se ha colado no solo en el vocabulario sino en las rutinas de muchos españoles. Procedente del verbo inglés to coach (entrenar), es un método que consiste en acompañar e instruir a personas o empresas con el fin de que consigan alcanzar objetivos personales o, por qué no, profesionales. En el caso del emprendimiento, y dada la apuesta particular de quienes deciden empezar una empresa desde cero tienen que hacer, cada vez están más definidas las claves que, desde el enfoque del coaching se deben seguir para emprender un negocio sin fallar en el intento.
Identifica tu objetivo
Cuando una persona decide emprender, venga de donde venga laboralmente, el cambio será enorme a nivel tanto personal como profesional. Convertirse en trabajador por cuenta propia puede parecer muy apetecible por el mero hecho de ser uno mismo quién marca los objetivos de su nuevo proyecto, pero identificar qué es exactamente lo que se quiere hacer no siempre es tarea fácil. Antes de 'poner patas arriba' la situación de la que se parte, es importante identificar y definir qué se espera de este nuevo proyecto.
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Alinea tus objetivos
Los valores de cada uno son importantes no solo en su vida personal sino también en su faceta como profesional. Cuando se trabaja para una empresa es más sencillo hacerlo 'en contra' de uno mismo. Es posible que a veces, para cumplir con los objetivo marcados por la compañía para la que se trabaja, los valores propios queden en un segundo plano. Cuando se inicia una aventura profesional propia hay que estar seguro de que lo que se quiere hacer vaya en consonancia con las ideas de cada uno ya que, en este caso, todo lo que se haga será nuestra total responsabilidad y, si alcanzar los objetivos planteados pasa por traicionar los principios propios, la viabilidad del proyecto podría peligrar desde el principio.
Descubre tu talento y afronta los retos
Cualquier cambio grande supone un reto para cualquier persona. Hay quien lleva mejor la incertidumbre y quien la sufre de manera casi desproporcionada, pero en ambos casos existe la duda acerca de si el giro que se ha dado ha sido en la dirección correcta. Para emprender hay que partir de esa base, sin olvidar que cada persona tiene capacidades y talentos únicos.
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Mantén la motivación
Una vez dado el salto y arrancado el nuevo negocio, habrá una temporada de actividad frenética en la que haya que tomar las riendas de más cosas que las que se pensaron cuando la idea era solo un proyecto. Según cuál sea el ámbito en el que se haya emprendido, habrá, inevitablemente, imprevistos que hagan zozobrar no solo la empresa que con tanto empeño se ha creado, sino también la motivación que impulsó al emprendedor hasta llegar a donde está. Sabiendo que es algo tan normal como ineludible en prácticamente la totalidad de los casos, es importante mantener la motivación y no perder de vista los objetivos que se plantearon a la hora de arrancar esta nueva etapa.
Consigue tu equilibro
Mucha o poca actividad, cambios inesperados, inconvenientes, factores propios o externos… Las cosas que pueden desestabilizar la ilusión con la que se empieza una nueva etapa laboral como emprendedor son numerosas e inevitables. Para poder llevar a cabo con éxito el proyecto es muy importante tener paciencia. Ningún comienzo es fácil y se debe tener en cuenta que el tiempo es un factor determinante a la hora de hacer un balance justo sobre el éxito obtenido. Será, precisamente, el paso de este, lo que dé un equilibrio a la nueva vida laboral del emprendedor, que no deberá juzgar más que con objetividad si la situación laboral creada es o no la que esperaba cuando, en los inicios del proyecto, marcó sus objetivos.