La práctica del yoga surgió hace más de 5000 años en la India y su combinación como actividad que ejercita cuerpo y mente ha hecho que se expanda alrededor del mundo convirtiéndose en una disciplina practicada por millones de personas. Existen distintos tipos de yoga y, aunque la mayoría de ellos comparten sus raíces, hay algunos muy diferenciados entre sí.
Ashtanga
La mayoría de las nuevas rutinas de entrenamiento que tienen al yoga como base, se inspiran en el Ashtanga. Se trata de una de sus variedades principales en la que se realiza un ejercicio físico intenso a través del movimiento constante, siguiendo las secuencias de diferentes posturas, que se sincronizan con la respiración. Así, el trabajo de alta intensidad se combina con la exigencia de las posiciones corporales poniendo en activo la musculatura del cuerpo al mismo tiempo que se aumentan la elasticidad y la fuerza. Lo mejor de este método es que está pensado para todo tipo de alumnos, desde experimentados hasta amateurs, puesto que cada uno de ellos podrá moverse e ir avanzando a su ritmo, bajo la supervisión del experto.
Power Yoga
Una opción para aquellos que busquen una clase con mucha energía. Utilizando algunas posturas del Ashtanga de una manera diferente, realiza ejercicios aérobicos y facilita el fortalecimiento muscular. Se trata de una versión 'occidentalizada' cuyo origen se sitúa en Estados Unidos, donde sus creadores buscaban una práctica más dinámica. A diferencia de otras variantes, no se trata de una técnica rígida, sino más bien enfocada al disfrute, por eso no reproduce una clase habitual de yoga, sino que incorpora también movimientos propios del pilates. Por ello, resulta una disciplina ideal para eliminar el estrés acumulado de la semana, además de ser muy positiva en la pérdida de peso.
Acroyoga
En un mix de estilos de entrenamiento diferentes, el acroyoga combina el yoga con artes terapéuticas y las acrobacias. De la misma forma que ocurre en las principales modalidades de esta práctica milenario, la parte espiritual juega un papel esencial. Para practicarlo es necesario que se unan dos o más personas con el fin de crear las diferentes posiciones. En el caso de que sean tres los participantes, uno será el base (que sujetará a su compañero), otro actuará como el volador (que quedará elevado) y el último tendrá el rol de cuidador, generalmente el supervisor o coach. Sus ventajas son la mejora del equilibrio, la resistencia, la concentración y la coordinación.
Yoga aéreo
Tal vez te preguntes cómo es posible practicar yoga en el aire, pero lo cierto es que cada vez más personas acuden al gimnasio y prueban este estilo. Fusiona lo mejor de la danza moderna con la experiencia de las artes ancestrales. Con métodos propios de los acróbatas y artistas de los circos, se realiza con unas telas a modo de columpio, aunque algunas clases también utilizan pesas y gomas elásticas que incorporan como complemento de una posición. El yoga aéreo incluye movimientos invertidos y alguna colocación que requiere de cierta flexibilidad, lo que ayuda a quienes tienen problemas circulatorios e, igualmente, es una fuente de desconexión.
Bikram
Desde una perspectiva diferente, el yoga Bikram, que debe su nombre al su creador -Bikram Choudhury- propone una combinación de varias posturas diferentes con las que alcanzar el bienestar interior. La particularidad de esta técnica, que se popularizó en los años 70, es que se practica a altas temperaturas (unos 40º) y en un ambiente muy húmedo, con el fin de estimular los músculos y prepararlos desde el calentamiento. Las sesiones suelen durar algo más de una hora y se realizan varias asanas (posiciones) que pueden practicar mayores y pequeños por igual.