Una cesta de la compra saludable es la clave para una alimentación sana y equilibrada basada en los productos frescos. De este modo, el hecho de acudir al supermercado se puede convertir en una entretenida actividad en la que participe toda la familia, incluidos los más pequeños de la casa. "Se trata de un mecanismo muy divertido para ayudar a los niños a entender lo importante que es la alimentación saludable con el fin crecer fuertes y sanos, además de no generar niños obesos en el futuro", señala Marta Soler, licenciada en Farmacia, así como en Ciencia y Tecnología de los Alimentos y coach nutricional (@livingreen_marta).
Que los niños nos acompañen en esta tarea del hogar tan cotidiana es esencial para su educación y para que asimilen cuanto antes los conocimientos básicos sobre la comida que más les conviene de cara a su correcto desarrollo. Así, adquirirán todo tipo de hábitos y patrones saludables desde su más tierna infancia, siempre con el objetivo de "sumar salud". He aquí las claves para hacer de la compra una experiencia satisfactoria, lúdica y lucrativa para todos.
Los padres, los mejores maestros
La experta incide que la alimentación saludable es algo que forma parte esencial de su educación y cuya responsabilidad recae en los adultos, que deberían convertirse en el ejemplo a seguir. De manera que, si ellos comen fruta y verdura, sus hijos también lo harán. Simplemente, se trata de normalizar su consumo habitual. "Hay que hacer un esfuerzo para huir de la comodidad y pensar en lo que es más sano y conveniente para ellos", recomienda. En este aspecto ir a la compra juntos se convierte en una excelente herramienta para llevar esos conceptos a la práctica y hacerles entender en “su propio idioma qué alimentos le van a hacer ser más fuertes, más altos o meter más goles y cuáles van a suponer un obstáculo para convertirse en los superhéroes con los que sueñan”.
Lee: Meriendas saludables para los más pequeños
El súper, un territorio a descubrir
Por supuesto, la visita semanal al supermercado supone una excelente oportunidad para que vean de cerca e identifiquen las formas y colores de todos los productos frescos, desde vegetales, hasta cualquier tipo de pescado y carne. Del mismo modo, podrán ir aprendiendo qué se puede hacer con ellos.
Hacer de la compra un juego
Marta Soler indica que otra didáctica y divertida actividad para ellos es que, si saben, lean las etiquetas para que ellos mismos vean los elementos que llevan los productos que más les gustan (como dulces o galletas) y comprueben por ellos mismos si contienen mucha azúcar, grasas o aditivos perjudiciales. En el caso de que así sea, se les puede ofrecer la alternativa de comprar todo lo necesario para hacerlos en casa con ingredientes naturales y, de paso, dar pie a crear una divertida versión casera de Masterchef Junior en la que dar sus primeros pasos en la cocina a través de recetas saludables.
Una forma divertida de fomentar los lazos familiares
Hacer la compra es una excelente actividad más para hacer en familia y fortalecer los lazos de unión. De este modo, es fundamental que los niños coman lo mismo que nosotros, puesto que se sentirán como un miembro activo más que toma decisiones a la hora de planificar el menú semanal y hacer la lista de todo lo necesario para cocinar. Además, supone una gran oportunidad para evitar el sedentarismo y salir a la calle en lugar de quedarse en casa jugando con dispositivos electrónicos.
Lee: ¿Sabes cómo prevenir la obesidad infantil?
Convertir en atractivo lo sano
No obstante, hay que tener en cuenta ciertos aspectos en cuenta a la hora de entrar en el supermercado. El agresivo marketing de la industria alimentaria intentará acaparar toda su atención a través de los llamativos envoltorios y 'regalos trampa' de los productos menos recomendables, sin ser conscientes de que tienen consecuencias negativas para su salud. Aquí el papel de los padres vuelve a ser crucial para evitar ciertos pasillos o para ofrecerles alternativas más sanas. Es inevitable que se sientan atraídos por los aperitivos y snacks industriales, pero la clave para la coach reside en "hacer atractivo lo sano y demostrar que podemos encontrar la misma satisfacción en alimentos mucho más naturales". Así, en su lugar, podemos ofrecerles frutos secos, palomitas de maíz comprando los propios granos -sin recurrir a las bolsas preparadas para el microondas- o que vean en la fruta la mejor de las chucherías.
Lee: ¿Por qué debemos reducir el azúcar de la dieta de nuestros hijos?
Estadísticas alarmantes
Soler insiste en recordar que la Organización Mundial de la Salud advierte que la tasa de obesidad infantil se ha multiplicado por 10 en los últimos 40 años y que en 2022 la tasa se equipará a la de la población normal. Unos datos alarmantes a tener en cuenta para reforzar la importancia de una dieta sana y equilibrada. De este modo, también subraya que la cantidad máxima de azúcar recomendada para un niño es de 6 cucharadas al día, por lo que debemos elegir muy bien los alimentos que les damos para no excederla.
Sin embargo, puntualiza que tampoco es conveniente radicalizarse y si, en un momento puntual, el niño quiere una chuchería, un bollo o un refresco podemos dárselo siempre que le hagamos entender que se trata de un acontecimiento ocasional, al ser un alimento poco adecuado con un alto contenido en grasa o azúcar.