¿Conoces la diferencia entre bio y orgánico? Te sacamos de dudas

Muchas veces nos parecen lo mismo, pero algo nos dice que no son iguales. Y no nos ocurre solo con la diferencia entre bio y orgánico. Diferenciar entre ecológico y sostenible tampoco resulta fácil.

por Cristina Soria

Cuando hablamos de alimentación, todos estamos familiarizados con los conceptos ecológico, biológico, orgánico y sostenible. Si nos preguntasen, podríamos definir en qué consisten, aunque la mayoría daríamos definiciones muy similares para todos ellos. ¿Sabrías decir realmente en qué se diferencian entre sí? Porque parece ser que no lo tenemos nada claro.

Según un estudio, encargado por Unilever para analizar los hábitos y la percepción de este tipo de productos por parte de los consumidores, más de la mitad de los españoles cree que los términos ecológico, biológico y sostenibles se parecen si nos referimos a productos de alimentación. Del mismo modo, un 20% de personas cree que son exactamente lo mismo.

Leer: De qué hablamos exactamente cuando hablamos de minerales?

Además, el 41% de los encuestados tiene la percepción de que los productos ecológicos resultan más naturales; un tercio los considera más sanos y cree que tienen mejor sabor, mientras que al 27% les parecen demasiado caros. El dato más curioso es que la mayoría de participantes asocian los productos ecológicos a comprar huevos. Y es que el huevo, después de frutas y verduras, es el alimento más relacionado con los términos ecológico y biológico.

VER GALERÍA

Es normal que muchas personas no sean capaces de diferenciarlos y los usen indistintamente. De hecho, la legislación de la Comunidad Europea los equipara y determina que “eco” (ecológico), “bio” (biológico), sostenible y orgánico como sinónimos: todos designan a aquellos productos que no han sido tratados con ningún tipo de pesticida o producto químico, han sido cultivados respetando los ritmos de la naturaleza sin manipulaciçon genética, y proporcionan beneficios para el medio ambiente y la comunidad agrícola y ganadera local.

A pesar de que a grandes rasgos son parecidos, no podemos decir que sean exactamente lo mismo. Estas son las principales diferencias que hay entre estas cuatro etiquetas:

Ecológico

Decimos que un alimento es ecológico cuando todas sus etapas de crecimiento y producción se desarrollan en la naturaleza, sin ningún tipo de intervención artificial.

Entonces, para que una hortaliza se considere ecológica su semilla tiene que ser ecológica, la tierra en la que crece y el agua que la riega han de estar descontaminadas. Además, han de aprovecharse las condiciones naturales para el desarrollo como el clima o el suelo. Por otro lado, no se usa ningún fertilizante ni pesticida químico en todo el proceso. En el ámbito de la ganadería, la crianza tiene lugar en zonas libres de contaminación, y el alimento de los animales es ecológico,sin intervención de antibióticos de hormonas de crecimiento.

Leer: Frutas y hortalizas que nacieron en un laboratorio

Biológico

Los productos catalogados como Bio no contienen ningún componente que haya sido alterado genéticamente. Es decir, cualquier producto que haya conseguido su resultado final sin que se le haya realizado ninguna intervención en un laboratorio. Un ejemplo muy reconocible son las frutas y verduras que consiguen un aspecto impecable porque han mejorado su forma, color y duración.

Orgánico

Este término indica que no se ha realizado ninguna intervención química para lograr un desarrollo óptimo. Es decir, un alimento etiquetado como orgánico asegura que para su obtención no se han usado pesticidas, fertilizantes u otras sustancias similares.

Aún así, nada asegura que un alimento orgánico sea bio. Aunque un producto alimenticio no contenga químicos, puede estar elaborado con productos manipulados genéticamente, como ocurre con determinadas frutas.

Leer: Alimentos ricos en colágeno: la clave para una dieta 'antiaging'

Sostenible

El término sostenible es más amplio y relaciona dos factores importantes: por un lado el respeto al medio ambiente y por otro el aspecto económico. Los productos sostenibles, aunque contemplan muy seriamente el respeto al medio ambiente, tienen como principal criterio garantizar el bienestar de las personas. La agricultura sostenible, por ejemplo, prefiere que los productores puedan sacar beneficios económicos para mejorar la economía local, a conseguir un cultivo que sea 100% ecológico.