Reciclar correctamente los envases es fundamental para reducir el impacto sobre el medio ambiente. Pero, si bien tomar conciencia del impacto de determinados residuos que tardan muchos años en descomponerse (como el plástico) es fundamental para proteger el entorno natural, aprovechar los restos orgánicos de la basura es otro de los grandes pilares de la sostenibilidad. De este modo, fabricar nuestro propio compost casero es una eficaz manera de dar una segunda vida a todo tipo de desechos generados en nuestra propia casa y, de paso, 'cerrar el ciclo de la naturaleza', puesto que el elemento resultante servirá de abono ecológico para nuestro propio jardín o huerto urbano.
El compost es el abono obtenido del reciclaje de la materia orgánica sometida a un proceso biológico controlado de fermentación. El resultado es un producto terroso, libre de olores y de patógenos que puede usarse como sustituto de fertilizantes químicos. Siguiendo estos fáciles pasos podrás producirlo en casa reaprovechando ciertas materias primas del cubo de la basura.
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¿Dónde echo los restos?
Antes de comenzar, es importante contar con un compostador o contenedor para ir depositando los residuos que vayamos a reutilizar. Podemos comprar uno o, mucho mejor, fabricarlo con palés, tablas o cajas de fruta de madera que tengamos en casa, y así, de paso, reaprovechar otros objetos que ya hayan cumplido su función. El ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente recomienda en su Manual de compostaje doméstico colocarlo directamente sobre el suelo (para que sus microorganismos puedan empezar a hacer su función) y poner un lecho de material leñoso en la parte inferior para facilitar la circulación del aire. Asimismo, es importante que esté en un lugar accesible, protegido del sol y el aire, y que tenga tapa para evitar posibles olores y mantener una temperatura y humedad constantes.
¿Qué elementos puedo utilizar?
No todo vale. El compostador no es un cubo de basura y si no seleccionamos con cuidado lo que depositamos en él, algunos deshechos podrían contaminar nuestro futuro abono. El citado manual apunta que podemos echar restos de verduras y frutas, cascaras de huevo, posos de té y café, cabello humano y pelo de animales, papel y cartón, hojas, césped y restos de poda (libres de pesticidas), además de cenizas de madera no tratada. Igualmente, señala lo que no se puede añadir: excrementos humanos o de animales domésticos, restos de carne y pescado, lácteos, medicamentos, materia no orgánica, papeles con tintas o productos químicos.
¿Cómo empiezo?
Cuanto más pequeños sean los desechos orgánicos mejor, puesto que se descompondrán antes. Se puede intercalar capas de productos húmedos y secos para conseguir un equilibrio optimo o bien mezclarlo todo y airear con cierta frecuencia para evitar que se pudra y huela mal. A continuación, es recomendable regar (sin llegar a encharcar) para añadir cierto grado de humedad que favorecerá la proliferación de bacterias que fermentarán nuestra mezcla.
¿Cuándo está hecho el compost?
Si las condiciones de humedad, temperatura (entre 50 y 60ºC) y equilibrio entre sus componentes son óptimas, nuestro compost estará a punto en 2 o 3 semanas. Sabremos que está listo si presenta una apariencia similar al de la tierra, es de color café y tiene una textura compacta. Ahora ya podrás utilizarlo como nutriente ecológico para tus plantas.