Solemos pensar que es lo mismo comer una pieza de fruta que bebernos un zumo. Creemos que los beneficios son los mismos hagamos una cosa u otra, ya que en ambos casos estamos tomando fruta.
Pero lo cierto es que no es lo mismo. Debemos saber que si podemos elegir entre comernos una fruta o hacernos un zumo con ella, la primera opción es siempre la más saludable y, además, la menos calórica. La versión en zumo, además. posee menos cantidad de fibra, de nutrientes y vitaminas que la pieza de fruta.
Los zumos son más calóricos que las frutas por la forma en que asimilamos su azúcar. Al beber el zumo, el azúcar se absorbe con más rapidez que si comiéramos la pieza de fruta y la tuviéramos que masticar. Esta rápida absorción estimula la producción de insulina, y esta hormona acumula el exceso de azúcar en forma de grasa corporal. Por lo tanto, no es que debas eliminarlos por completo, pero ten en cuenta que beber zumos en exceso aumenta las posibilidades de que sufras un aumento de peso.
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Qué pasa con las vitaminas
Pero existen otras diferencias entre comerse un fruta entera o tomarla en zumo, además del contenido de azúcar y la mayor repercusión sobre el aumento de peso. Al exprimir la fruta para hacer un zumo no podemos evitar que algunas vitaminas y minerales se pierdan por el camino, porque quedan en la pulpa que normalmente desechamos. También estamos dejando ir, al hacer el zumo, la mayoría de la fibra que contiene la pieza de fruta.
Con una pieza basta
Otro factor que debemos tener en cuenta es la cantidad de fruta que ingerimos de una manera y otra. Cuando nos comemos una pieza de fruta estamos tomando solo eso, una fruta; en cambio, para hacer un zumo, lo normal es que utilicemos entre dos y tres piezas de fruta (en el caso de las naranjas), y eso hace que estemos consumiendo más calorías.
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El beneficio de masticar
El acto de masticar influye en la sensación de saciedad. Cuando comernos una pieza de fruta masticamos, y esto provoca que nos sintamos más saciados que cuando nos bebemos un zumo. Este factor ayudará a que tardemos más tiempo en volver a tener ganas de llevarnos algo más a la boca.
Los zumos y los niños
Es muy habitual que a los niños les cueste comer fruta y, por ello, los zumos de fruta son un recurso que les facilita la vida a ellos y a nosotros. Por este motivo, diversos estudios han alertado de que hay que tener en cuenta que los zumos no son sustitutos equivalentes a las frutas enteras, y abusar de su consumo implica ciertos riesgos para la salud.
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Mejor un zumo natural que uno procesado
Evidentemente, es mucho más saludable tomar un zumo natural que uno procesado, ya que estos últimos contienen azúcares añadidos y más sustancias artificiales. Por lo que entre uno y otro, apuesta siempre por un zumito casero y natural.
Sin embargo, recuerda que un zumo natural, aunque sea casero y no lleve azúcar añadido, no es sinónimo de una pieza de fruta. Hasta el zumo más natural que se nos ocurra, siempre tendrá más azúcar y más calorías que una pieza de fruta.