La letargia es un estado de cansancio, inactividad y de somnolencia profunda y prolongada en los gatos, que puede estar causada por algunas enfermedades como la hipoglucemia, la piómetra o el fallo renal. También puede deberse a la pérdida de un ser querido. Es necesario observar si se producen cambios en la rutina de tu gato que puedan advertirnos de este síntoma, y así tratar de solucionarlo o, por lo menos, evitar que vaya a más.
Los síntomas de un gato con letargia
Los gatos son expertos en fingir dolores, por eso no es nada fácil descubrir a primera vista qué les ocurre. Pero existen varios síntomas que nos pueden indicar que está aletargado:
- Se mueve con lentitud, como si le faltaran las fuerzas
- Duerme más de lo habitual: un gato adulto duerme una media de 18 horas al día. Si el tuyo empieza a dormir más quizás debas preguntarte por qué.
- Pierde el apetito: si cada vez muestra menos interés en lo comida y, por lo tanto, come menos, hay que vigilarlo con mucha atención. Si la situación se prolonga demasiado su vida podría correr peligro.
- Deja de asearse: la limpieza es vital para su salud, así que si no se asea, o no lo hace lo suficiente, tenemos que encargarnos de limpiarlo diariamente.
- Se vuelve agresivo: puede bufarnos, gruñirnos e incluso arañarnos si le tocamos o le buscamos para jugar.
- Falta de interés: los gatos son curiosos por naturaleza, pero si están aletargados pierden el interés por lo que les rodea.
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Qué causa la letargia
No se trata de una enfermedad, sino de un síntoma que puede advertirnos de una enfermedad subyacente que aún no hemos detectado. Una dieta inadecuada, pobre en proteínas puede ser también causa de letargo. Del mismo modo puede provocarlo el tratamiento con algunos medicamentos o determinadas alergias.
Algunas de las enfermedades que puede encubrir el letargo son las infecciones intestinales, anemia, leucemia felina, problemas hepáticos, infecciones respiratorias, enfermedades del corazón, parásitos, golpes de calor o trastornos de la sangre.
Cómo tratar el letargo
El tratamiento va a depender de cuál sea la causa del letargo. Si creemos que nuestro gato se siente mal hemos de acudir al veterinario para que pueda hacerle las pruebas necesarias: análisis de sangre u orina, ultrasonidos... Y realizar una valoración adecuada.
Cuando tengamos el diagnóstico, nuestro veterinario nos recomendará el tratamiento más adecuado: medicamentos específicos para tratar las alergias o determinadas infecciones, suplementos de hierro y cambios en la dieta para la anemia; suero para hidratarle y mantenerle fresco si ha sufrido un golpe de calor, etc.
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Como dijimos al principio, la pérdida de un ser querido también puede provocar letargia. En ese caso el único tratamiento posible es alimentarle con latas de comida húmeda y, en especial, dándole nuestro cariño y compañía.
Prevención de la letargia
No es posible prevenirla al cien por cien, pero sí adoptar una serie de medidas que pueden evitarla en ocasiones y, en el caso de que aparezca, facilitar la recuperación. Dale una alimentación de calidad y vigila si come las cantidades adecuadas. No te saltes ninguna revisión con tu veterinario: ellos pueden descubrir algo que a ti se te ha pasado por alto. Asegúrale ratos de diversión, juega con él, respeta su espacio, y dale mucho cariño. De esta forma podrás disfrutar de un gato sano y feliz por mucho tiempo.
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