La nariz es un órgano de vital importancia para los gatos ya que estos se orientan a través del olfato y si por algún motivo este sentido se ve mermado pueden quedar desorientados e indefensos. Antes de ingerir un alimento, estos animales olisquean hasta cerciorarse de que lo que tienen delante no es tóxico o venenoso para ellos. Un minino que no puede oler dejará de comer, hasta ese punto es importante que la nariz de estas mascotas se mantenga en el mejor estado posible.
Los cambios de temperatura, que esté más o menos húmeda, mucosidades o heridas de origen desconocido, pueden ser indicativos de que tu gatito necesita una visita al veterinario.
Leer: Cuatro remedios caseros para eliminar el olor a orina de gato
Nariz seca o húmeda
Un error muy extendido entre los dueños de los felinos domésticos es pensar que un hocico seco y caliente significa que el animal tiene fiebre. Sin embargo, los cambios de temperatura exterior, el roce con algo o incluso el propio gesto de limpiarse puede hacer que la nariz de tu gato se seque, se humedezca, se enfríe o se caliente sin que esto suponga un signo claro de nada. Si notamos que estos cambios empiezan a ser frecuentes, sin ningún motivo aparente y, además, van acompañados de otros síntomas como apatía, pérdida de peso, sed excesiva o algún desorden intestinal entonces deberemos acudir a un profesional.
Nariz que moquea
Un gato sano no tiene por qué tener secreciones nasales. Un frío o un calor extremo pueden causarlas, y si es algo continuado el animal puede enfermar. Si hay secreción debe ser clara y transparente. Si la mucosidad es amarillenta, espesa u oscura hay que acudir a un veterinario para que examine las causas de esta.
Nariz con heridas
Las heridas que puedan aparecer en el hocico de tu gato serán de procedencia externa en la mayoría de ocasiones. Cuando nuestro animal de compañía tenga un pequeño arañazo o algún rasguño causado por una pelea con otro o incluso por haberse metido donde no debía, la herida se le puede curar con agua oxigenada a fin de que no se infecte. Si la trufa de tu mascota aparece agrietada o con grandes heridas que no sabemos de dónde han salido, la visita al veterinario será ineludible.
Nariz que cambia de color
El color de la trufa de los gatos varía según la raza, pudiendo ser desde rosadas a negras. Algunas veces puede pasar que cambie de tono -sobre todo si su color habitual es claro-. Que el hocico de uno de estos animales se tiña de una tonalidad más intensa de la normal es señal de buena salud, y el cambio se debe simplemente al reflejo de la variación de su presión sanguínea.
Leer: '¿Por qué mi perro se come las heces?'