Verduras que crecen en el desierto
Son las grandes desconocidas del mundo vegetal, a pesar de ser muy sanas y excelentes para la gastronomía.
Si quieres incorporar a tu dieta nuevos alimentos y que estos, además, sean sabrosos y saludables, tienes que probar las verduras del desierto. Se trata de plantas comestibles que acumulan mucha agua en sus hojas, y son ricas en minerales y fibra, por lo que son ideales para dietas depurativas o de adelgazamiento. Descúbrelas y dale un toque original a tus comidas, además de beneficiarte de sus numerosas propiedades.
La salicornia
Es una planta carnosa que se conoce también como planta de San Pedro, espárrago de mar o hierba salada. Es una planta que crece en las marismas y su forma se asemeja a la de un espárrago triguero. Pertenece a la familia de las espinacas y acelgas. Gracias a sus propiedades, ayuda a reforzar el sistema inmunológico y es rica en proteínas, vitaminas y minerales como el calcio, potasio, magnesio, sodio y yodo.
Al utilizarla en la cocina aporta un sabor marino similar al de la ostra y ayuda a potenciar los sabores del pescado y del marisco. Las puntas se cortan y se venden como delicatessen. Resulta excelente para la elaboración de ensaladas. También puede cocerse, hacerse al vapor, freírse y saltearse, mezclada con otras verduras.
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La Ficoide glacial o “milagro de la vida”
Debe su sobrenombre a que es capaz de sobrevivir en las condiciones más extremas. También se la conoce como hierba helada o hierba escarchada. Es una hierba de hojas carnosa, con flores blancas, rojas o amarillas, que solo se abren al recibir directamente la luz del sol. Posee también un intenso sabor salino. Regenera, renueva y protege, ya que es rica en proteínas, aminoácidos esenciales y vitaminas A, B, C y E.
Se recomienda tomar crudos los tallos y los brotes para dar un elemento refrescante a los platos, una vez lavados y pelados. Su uso es similar al de cualquier lechuga, por lo que suele utilizarse en ensaladas. En la alta cocina se emplea para la decoración de platos fríos. En la cocina tailandesa se utiliza también para la elaboración de ensaladas.
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Cordifole o escarcha
Sus hojas, con forma de corazón, son verdes, muy brillantes y lisas. Y al probarlas descubrimos que son carnosas y muy jugosas. Sus flores son de color púrpura y se abren durante el día. Crece en macetas y su cultivo es muy sencillo, ya que se desarrolla con mucha rapidez. Tiene grandes cantidades de vitamina E y se le atribuyen propiedades antiinflamatorias. En la cocina, lo podemos consumir fresco como guarnición o en ensalada. También puedes rebozarlas o prepararlas en wok.Es crujiente y su sabor es potente, ligeramente ácido y muy refrescante.
El hinojo marino
Se le conoce también como perejil de mar, perejil de isla o uña de perro. Es fuente de vitamina C y ácido clorogénico, ambos antioxidantes naturales. Es un poderoso digestivo tomado en infusión.
Su uso en cocina se remonta a los antiguos griegos y romanos, que ya la consumían cruda en ensalada y cocinada en guisos. La llevaban consigo en sus viajes por sus propiedades estimulantes, diuréticas y digestivas. Tiene un sabor ligeramente picante y muy aromático, similar al del hinojo común y el limón.
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