¿De qué hablamos exactamente cuando hablamos de minerales?
Incapaces de producirlos nosotros mismos, son algo que no puede faltar en nuestra dieta
Cada vez es más habitual ver cómo, para fomentar el consumo de algunos alimentos, la etiqueta que reza "rico en minerales" es una de las principales llamadas de atención a la que recurre la industria alimentaria. ¿Por qué es importante ingerir minerales?, ¿cuál es el papel que estos nutrientes tienen sobre nuestro organismo? Y, sobre todo, ¿qué son exactamente? Dentro del grupo de los nutrientes, los minerales pertenecen a la familia de los micronutrientes. Estos son aquellos de los cuales la necesidad diaria oscila entre los 10 mg y 1 gramo y que, a pesar de la cantidad tan pequeña que se requiere de ellos, son indispensables para asimilar los macronutrientes.
Los minerales se hayan presentes en cantidades muy reducidas en todo alimento natural de origen vegetal o animal. A pesar de ser ingredientes imprescindibles en una dieta sana, estos nutrientes no contienen calorías ni proporcionan energía, sino que constituyen impulsores orgánicos que permiten la liberación de esta última -estimulando el proceso metabólico y acelerando las funciones biológicas-, generada por la ingesta de macronutrientes como los hidratos de carbono y las proteínas. Además, son indispensables para el desarrollo y el correcto mantenimiento de células y tejidos.
Aunque todos necesitamos los minerales, la proporción varía según la edad, el sexo o el estilo de vida, siendo distintas las necesidades diarias de un deportista de mediana edad que las de una empresaria de vida sedentaria que roza la madurez. La falta de estos ingredientes básicos para el apropiado desarrollo de nuestro organismo puede desembocar en enfermedades.
Acostumbrados a hablar del calcio, el potasio y el hierro, entre otros, quizás convendría recordar que la necesidad de ingerir alimentos que contengan dichos componentes llega al punto de ser vital. Por ejemplo, la carencia de hierro -que es uno de los principales elementos de la sangre- desemboca en anemia; la falta de calcio puede derivar en un mal funcionamiento del corazón, además de en problemas óseos o dentales; y sin magnesio, las contracturas musculares pueden volverse un mal frecuente. La necesidad del ser humano de nutrirse con algunos minerales básicos para el correcto funcionamiento del organismo llega a tal punto que, en el año 1993, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF pusieron en marcha un plan de yodación de la sal como método de prevención para evitar la deficiencia de este mineral. La carencia de yodo supone una amenaza durante todas las etapas de la vida de una persona, habiéndose relacionado el déficit de este mineral con discapacidades cognitivas graves.
Así, los minerales se confirman tan básicos como vitales y una dieta equilibrada como la mejor manera de nutrirse de ellos.