Podría decirse que escuchar el llanto de un bebé suele hacer darse la vuelta a más de uno. Este sollozo no necesariamente tiene que ser humano para causar preocupación, o eso podrían pensar los amos de mascotas, pues los animales también tienen la cualidad de reservarse un espacio en nuestro corazón. Eso pudo reflexionar Milind Raj, ingeniero indio de la zona de Lucknow (en la región de Uttar Pradesh), cuando paseaba por las calles de su ciudad. Un joven cachorro emitía un ladrido agudo que le hizo buscar hasta encontrar al pequeño. Este se encontraba atrapado en un descuidado canal de desagüe sin manera aparente de ser rescatado.
El lugar en cuestión suponía un peligro para cualquier viandante que se embarcara en la aventura de salvarlo por la profundidad y suciedad de la zona. Utilizando su ingenio, el joven, experto en drones y tecnología, vio la solución en uno de sus aparatos que solo requería algunas modificaciones para adecuarlo a las circunstancias.
Dedicó unas 6 horas aproximadamente, tal y como declaraba a la cadena NDTV, a las adaptaciones que requería el dispositivo. A pesar del margen de tiempo empleado, el animal sobrevivió. Añadió una mano mecánica manejable por control remoto capaz de soportar el peso y los movimientos del cachorro, que, de hecho, apenas se movió según se observa en las imágenes que circulan por la red. Así lo explicaba al citado medio de comunicación indio: "Decidí utilizar el brazo robótico de control remoto ya que cuenta con un sensor inteligente de latido cardíaco. Unido al dron, sabía que resultaría arriesgado, pero podría funcionar".
Además, consecuencia de los dos días que el animal pasó encerrado, al alcanzar la superficie expulsó plástico y otros residuos, ya que fue lo único que pudo comer en ese periodo de tiempo. En la actualidad, Raj ha decidido adoptar al animal y darle una vida mejor. El nombre que el técnico ha escogido para él dice mucho de su mala experiencia: 'Lifted', recogido o elevado en inglés. Con su nuevo dueño, la mascota podría disfrutar de una existencia más agradable que la de otros perros de la India. El país, que convive con altas cifras de animales en la calle, se enfrenta diariamente a enfermedades como la rabia y problemas como las jaurías. La normativa que prohíbe matar a estos seres callejeros, ha provocado un aumento de la violencia contra ellos, que, al no estar educados, muerden a la población.
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Desgraciadamente, parte de la cultura tradicional de la India ha mantenido un trato vejatorio hacia la totalidad de las razas caninas desde hace años, sostenido por gran parte de la sociedad. Ello les ha creado un miedo incontrolable hacia los humanos. Nace entonces un círculo vicioso al que cuesta ponerle solución. Por suerte, la mentalidad está cambiando, de manera que jóvenes y adultos comienzan a valorar la importancia del respeto a las mascotas y al medio en el que viven, aunque todavía exista mucho camino por andar.