El huevo es un producto básico dentro de la dieta mediterránea y su consumo imprescindible para seguir una alimentación saludable y equilibrada. Sus proteínas tienen un alto valor biológico (contienen los 9 aminoácidos esenciales) y ofrece interesantes nutrientes -como colina, luteína y zeaxantina- que colaboran con diferentes funciones a nivel celular.
En casos de vegetarianismo, así como con motivo de intolerancias y alergias alimentarias, son muchas las personas que deben evitar el huevo en su día a día y, solo en estos casos, se es consciente de que tras un buen número de recetas se encuentra este producto. Rebozados, repostería, salsas… la renuncia va mucho más allá de la popular tortilla. Sin embargo, dado que cocinar es imaginación, las alternativas al huevo no se han hecho esperar. ¿Sabías que el plátano puede ser un estupendo sustitutivo en un bizcocho? Descubre esta y otras ideas.
Rebozados inesperados
El huevo actúa como 'adhesivo' en los rebozados, consiguiendo que la harina o el pan rallado se adhieran al producto y acabe por formarse la característica costra. Es posible sustituirlo por leche, zumo (de naranja o limón) u otra bebida vegetal, de soja o avena, por ejemplo. También se puede mezclar harina (de trigo, maíz, garbanzo…) con agua, e incluso, con gaseosa.
Salsas con ¡leche!
Mahonesa, tártara, holandesa o bearnesa. El huevo es un ingrediente 'fundamental' en un buen número de salsas por su capacidad emulsionante, que permite conseguir un resultado untuoso, suave y fino. En estos casos, la leche es una posible alternativa. También el tofu cremoso.
Purés de fruta para repostería
En este tipo de recetas, el huevo ejerce una función espesante y aglutinante, algo que es posible conseguir, nuevamente, a través de otros aliados de cocina. El más sabroso, la fruta. Plátano triturado o compota de manzana son dos originales y deliciosos sustitutivos que, además, aportarán de manera natural parte del azúcar que pueda indicar la receta. La medida sería un cuarto de vaso por cada huevo.
Yogur siempre a mano
El yogur es uno de los productos que más versatilidad puede ofrecer a la hora de buscar alternativas al huevo. La ecuación es simple: unos 60 g de yogur por cada huevo. Bizcochos, muffins o brownies son recetas que admiten estupendamente este ingrediente.
Más fórmulas inesperadas
Mezclar tres cucharadas de agua con una de linaza o disolver una cucharadita de harina de lino en un cuarto de vaso de agua también actúa como alternativa en repostería. Una cucharada de vinagre (de manzana o vino blanco) mezclada con una cucharadita de bicarbonato sódico también es una fórmula adecuada, perfecta para masas esponjosas.