Motivos por los que tu gato podría estar perdiendo el pelo
Las causas y sus soluciones para un problema que puede llegar a preocupar cuando se convierte en habitual
Con la llegada de la primavera, el ambiente cambia, el cuerpo lo nota y, además, lo manifiesta. Precisamente, una de estas manifestaciones puede ser la pérdida de pelo. Si así ocurre en humanos, más evidente se hace en nuestras mascotas y, de todos ellos, la de los gatos resulta una transformación llamativa. Sufren una caída de pelo intensa que puede llegar a preocupar a sus amos. Estas mascotas, presentes en el 8,2 % de los hogares de nuestro país (existen unos 2.265.980 gatos españoles, sin contabilizar los callejeros), según el Informe Sectorial de la Asociación Madrileña de Veterinarios de Animales de Compañía (AMVAC), ven alterada su tranquila existencia por un fenómeno que podría anticipar un problema mayo o, por el contrario, ser simplemente consecuencia de una fase natural.
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La muda de pelo
Aunque pueda resultar molesto, dichos felinos pasan por un proceso de pérdida de pelo en esta época del año. Sucede de esta forma para acondicionar el cuerpo al giro del termómetro y a las alteraciones en las horas de luz. Si bien la casa se llena de pelo, este no sería el dato más preocupante. El contratiempo real es que la mascota, acostumbrada a lamerse a sí mismo, ingiera más pelaje de la cuenta, que le produzca molestias o trastornos de considerable gravedad. En casos en los que la alopecia es anómala, se podría plantear el uso de suplementos para evitar un mal mayor, siempre tras consultar a un veterinario.
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El mal que esconde el calor
Por otro lado, los gatos que pasen la mayor parte de su tiempo en zonas de interior (sin jardín), cuando ocupan espacios en los que el uso y abuso de calefacciones y aires ha terminado por convertirse en un hábito, podrían convivir con situaciones alarmantes de caída de pelo. Precisamente estos aparatos atemperan el ambiente y, en ocasiones, influyen no siempre de forma positiva sobre las mascotas. Para solucionarlo, una opción es sustituir el uso de tales máquinas por el calor de una manta o cojín que cumpla sus requisitos.
La aparición de parásitos
Las pulgas pueden ser, del mismo modo, el origen de esta anormalidad. Cuando el animal tiene estos parásitos o está en contacto con ellos, si este es alérgico a la saliva o restos que producen los mismos, no solo le provocarán escozor sino que podrían originar una pérdida inusual del pelaje. Otras enfermedades podrían ser las provocadas por hongos o bacterias. Ante unas circunstancias de estas características habría que acudir a un veterinario. Aun así, contra sus efectos se pueden encontrar lociones antiparasitarias que se emplean tras un correcto cepillado.
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Necesidades nutricionales y desequilibrios
Tal y como ocurre con nuestro organismo, en aquellos momentos en los que el gato no cuente con la nutrición adecuada a sus condiciones, puede originarse una deficiencia nutricional. Algunas de estas carencias serían: una falta de vitaminas, un déficit de ácidos grasos o un trastorno hormonal. Frente a ello, puede ser recomendable recurrir a dietas altas en proteínas o a una ingestión ajustada a sus requerimientos.
El estrés, otro factor a tener en cuenta
Los efectos de la ansiedad también es un factor a tener en cuenta. Ciertos felinos, por traumas, ruidos, sensación de amenaza sobre sus recursos o tendencia al miedo, manifiestan comportamientos como la inclinación a un aseo constante o compulsivo en ciertas zonas del cuerpo. Ello podría derivar en mechones arrancados con asiduidad.
¿Y si tiene alergia?
Si la situación se convierte en costumbre, podría tratarse de una reacción cutánea provocada por una alergia. Estas no surgen solo de agentes externos, la alimentación puede tener un papel primordial en su aparición, tanto es así que es capaz de provocar alopecia. Por tanto, sería otra cuestión para tener en cuenta y consultar con el veterinario.