Los consumidores cada vez están más concienciados sobre la importancia de comer saludable, pero también de forma más ética y respetuosa. Así, las principales cadenas de supermercados en nuestro país ya han renunciado, por ejemplo, a vender productos de gallinas enjauladas; y en las estanterías comienzan a proliferar productos de todo tipo que llevan colgada la etiqueta ‘100 % ecológico’ o ‘sin productos químicos añadidos’. Y, aunque es cierto que hay que tener cuidado con la publicidad engañosa de muchos de ellos, ya que en muchas ocasiones son productos cuya calidad y propiedades nutricionales no difieren mucho de los convencionales; según la experta en nutrición y colaboradora de ¡Hola!, Marta Lorenzo, en el caso concreto de los huevos siempre es mejor optar por los ecológicos o camperos.
“El huevo es un alimento con un alto valor nutritivo que puede llegar a ser de mayor o menor calidad dependiendo del tipo de alimentación que lleven las gallinas. Por tanto, como en cualquier otro alimento de origen animal, la calidad de este dependerá del tipo de alimentación y calidad de vida del animal, es decir, de sus cuidados. En este punto podría destacar la diferencia entre una granja convencional, donde las gallinas se encuentran enjauladas, con muy poca posibilidad de movimiento y muchas de ellas con iluminación artificial o, por el contrario, una granja que se considera ecológica, que tiene sus espacios abiertos y las gallinas pueden conseguir nutrientes que proceden de la naturaleza, consiguiendo una alimentación más variada y completa”, explica la experta.
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Además, su procedencia de la avicultura ecológica hace que los animales se vean notablemente beneficiados, ya que, “a diferencia de otros sistemas de producción en los que los animales están encerrados y hacinados con el único fin de ser ‘rentables’, esta les permite vivir en condiciones de mayor libertad, para que tengan un desarrollo normal y gocen de una mejor salud. También favorece la biodiversidad y el equilibrio ecológico a través de ‘buenas’ prácticas, como el tipo de piensos que utilizan y el impedimento de usar antibióticos en los animales, evitando así consecuencias negativas en el animal y en el consumidor. Pero esto no significa que estén médicamente desatendidos. En la asistencia veterinaria se emplean productos inocuos tanto para los animales como para el consumo humano. Tratamientos y medicamentos perfectamente especificados por la normativa que regula la ganadería ecológica”, apuntan desde la marca de productos lácteos y orgánicos Vrai.
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¿Cómo saber si un huevo es ecológico?
La manera más sencilla de saber si un huevo es ecológico o no, o simplemente la forma en la que ha sido criada la gallina -y que, por tanto, repercute en la calidad del huevo-, es aprender a leer la etiqueta del envoltorio o el código numérico que se encuentra impreso en el propio huevo, por ejemplo, ¿sabes qué quiere decir el código 3ES28232457? La nutricionista Marta Lorenzo nos saca de dudas.
- El primer número nos va a informar de cómo se ha criado la gallina, en este caso, al ser el número 3 nos está diciendo que la gallina ha sido criada en jaula, con iluminación artificial, pero que a través de ella se consigue una mayor producción.
- Si fuera el número 2, se estaría refiriendo a huevos de gallinas criadas en suelo. Estas tienen la ventaja de que se pueden mover libremente (aunque con dificultad por el número tan alto de gallinas que hay en tan poco espacio), pero con el inconveniente de no poder salir al exterior. Por lo menos, la metabolización de nutrientes será mayor gracias a la libertad de movimiento.
- También podemos encontrar el número 1, que se refiere a huevos de gallinas camperas. Estas se crían en naves o granjas y pueden salir al espacio exterior. El problema es que no hay un control tan estricto de su alimentación.
- Y, por último, el número 0 identifica a los huevos de gallinas ecológicas. Tienen libertad de movimiento y su alimentación debe ser en una alta proporción únicamente de origen ecológico.
“Además, no sólo podemos identificar el tipo de cuidado de una gallina y la calidad del huevo por su código numérico, también por el color de la yema. A través de esta podemos saber la alimentación que se le ha proporcionado a esta gallina. Si la yema tiene un color pálido o amarillo claro, podemos decir que ha sido alimentada con maíz amarillo o alfalfa. En el caso de gallinas alimentadas con carotenoides o pigmentos naturales obtenidos principalmente de la naturaleza o de alimentos de origen vegetal, la yema tendrá una coloración anaranjada más intensa. Está claro, que a nivel nutricional, este tipo de huevos serán más saludables y aportarán más nutrientes”, concluye la experta.