Si quieres ahorrarle problemas a tu hijo, evita su obesidad

La obesidad se ha convertido en el mal del nuestra sociedad y está afectando a la población infantil. Más del 15 por ciento de los niños son obesos y casi el 30 por ciento tienen sobrepeso.

por Dr. Eduardo Junco

En las sociedades desarrolladas, donde el consumo es una de las características principales, comer en exceso es muy frecuente y en ocasiones son los padres los que sin saberlo y, asociando el buen apetito y el abundante panículo adiposo a la buena salud y a la belleza durante la infancia, aficionan o fuerzan al niño a comer en exceso y dan lugar a un futuro adulto obeso. Recordad que muchos de los casos de obesidad en el adulto comienzan desde la infancia y que por ello en muchos casos, los padres son los responsables de la obesidad de sus hijos.

La obesidad infantil, un problema de familia

Pasado el primer año de vida, durante la infancia y la adolescencia, los pediatras diagnostican a un niño de obesidad leve cuando el peso excede en más de un 20% del peso ideal para su estatura y edad. Si supera el 30% la obesidad es moderada y si llega al 50% la obesidad es grave.

La obesidad en el niño, al igual que en el adulto, le crea importantes problemas de salud. En la esfera psíquica puede dar lugar a complejos, alteraciones de la conducta, baja autoestima y la no aceptación de su imagen corporal. En el aspecto físico provoca cansancio y fatiga ante el ejercicio, trastornos ortopédicos, aumento del colesterol y de la tensión arterial, problemas dermatológicos y, sobre todo, le augura un futuro metabólico complicado en la edad adulta.

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Educación desde la infancia

Para controlar y prevenir la obesidad en nuestros hijos debemos seguir unas normas muy simples, aunque en ocasiones difíciles de cumplir:

Educarles. La educación dietética y alimenticia del niño comienza desde la cuna. Los hábitos alimenticios de la familia se van a trasmitir a nuestros hijos y el tipo de alimentos y la forma de alimentarse suelen impregnar al individuo de por vida. Aunque la genética, es decir la herencia, es uno de los factores más importantes en el origen de la obesidad, no por ello debemos abandonar el ejemplo y los consejos que modifiquen los factores ambientales que la generan.

Cambiar el estilo de vida. Si tiene tendencia a la obesidad debemos intentar que cambie su estilo de vida, estimulándole a que abandone las actividades sedentarias, inculcándole afición por la actividad física y la práctica de deporte.

Más ejercicio y enseñarle a comer mejor. Es importante acostumbrarle a alimentarse con dietas y alimentos hipocalóricos, compuestas por alimentos frescos y naturales poco condimentados a base de frutas y verduras, leche, carnes, pescados y huevos con escasa cantidad de grasas y de azúcares. Hay que recordar y tener siempre presente que si el ingreso de calorías a través de la dieta es escaso y el gasto a través del ejercicio es elevado, vuestro hijo no engordará.

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Medidas de Prevención

  • Crear hábitos dietéticos saludables desde pequeños. No “repetir” platos.
  • Observar si en la forma de alimentarse existe una actitud ansiosa y compulsiva.
  • Dar importancia a la comida, la que realmente tiene, no anteponiéndola a otros aspectos mucho más importantes de su educación.
  • Dificultar el acceso a los alimentos fuera de las horas de las comidas.
  • Disminuir en la dieta familiar los alimentos hipocalóricos y acostumbrarle a dietas hipocalóricas (ensaladas, platos a la plancha, etc)
  • Luchar contra la vida sedentaria (limitar el tiempo dedicado a la TV, ordenador y videojuegos,etc)
  • Aficionar al niño desde pequeño a la práctica de deportes.