Olvidarnos de la piel de naranja, combatir la retención de líquidos y quemar esa antiestética grasa que se acumua en glúteos y muslos, es sencillo siempre y cuando tengamos constancia y unas zapatillas cómodas. Y es que el ejercicio y la alimentación son las claves para conseguir cualquier cambio físico.
- Lee: ¿Celulitis? La dieta para acabar con ella
¿Por qué combatir la celulitis caminando?
La celulitis es grasa acumulada y como cualquier tipo de grasa es susceptible de ser quemada si la utilizamos como fuente de energía, es decir, haciendo ejercicio. Ahora bien, para obtener mejores resultados es preferible que optemos por ejercicios prolongados en el tiempo frente a ejercicios más breves (aunque estos sean de alta intensidad). ¿Por qué? El cuerpo humano cuando realiza ejercicio durante más de 45 minutos empieza a combustionar grasas a mayor velocidad; por lo que andar una hora u hora y media será muchísimo más efectivo, nos ayudará a quemar más calorías y, como consecuencia, a acabar con la celulitis en un plazo de tiempo menor.
Por otro lado, andar deprisa nos ayudará no solo a acabar con la celulitis; sino también a definir más el cuerpo, eliminar la grasa del abdomen y combatir la flacidez. Y si, además, pasamos de un ritmo 'normal' a un ritmo más 'alegre' vamos a conseguir otros beneficios: los hombros y los brazos se tonificarán, la cadera ganará movilidad y las piernas se volverán más ágiles. También mejorará la circulación de las piernas, ya que el movimiento y la contracción favorecerán el retorno venoso y nos ayudará a prevenir las varices, entre otras cosas. Es algo lógico dado que caminar rápido implica más fibras musculares que hacerlo de manera sosegada; lo que hará que la cantidad calórica requerida sea mayor.
- Lee: Caminar 10.000 pasos al día, un reto divertido y saludable
Caminar rápido por la ciudad
Las ciudades no son siempre llanas, y ello lo convierte en una gran ventaja para conseguir nuestro objetivo. Caminar a ritmo 'alegre' en una cuesta abajo, por ejemplo, nos va a ayudar a quemar grasa, tonificar la parte delantera de la pierna (cuádriceps), mejorar la capacidad de movilidad de la rodilla y redondear el gemelo. Si, por el contrario, caminamos en una cuesta arriba, estaremos trabajando la zona trasera del muslo (femoral), trabajaremos el gemelo y el soleo y, además, trabajaremos cardiovascularmente; ya que caminar cuesta arriba siempre nos va a exigir más actividad cardiaca y respiratoria -esto se va a traducir en un mayor consumo calórico y una mejora evidente de nuestra forma física al tonificar el corazón y potenciar nuestra capacidad respiratoria-. En resumen, seremos más fuertes, nos sentiremos mejor, aguantaremos más tiempo andando y nuestros músculos estarán más tonificados.
Consejos para salir a caminar
A caminar a un ritmo alto, debemos sumarle una correcta alimentación (baja en grasas y azúcares), una buena hidratación, ejercicios de estiramientos y también descansos. Estos son algunos 'tips' que tienes que tener en cuenta:
- Lee: ¿Sabes si caminas correctamente?
- No es recomendable salir a andar los siete días de la semana. Los descansos también son necesarios, ya que la musculatura requiere tiempo para recuperarse, regenerarse y que así el siguiente paseo siga siendo tan eficaz como el anterior.
- No olvides los estiramientos. Después de hora y media de paseo vivo donde hemos quemado grasa, hemos tonificado nuestros músculos, etcétera, conviene que estiremos bien el tren inferior. El proceso de combustión de grasas es muy beneficioso, pero estirar toda la musculatura que ha trabajado también: evitaremos agujetas, reduciremos el estrés muscular, relajaremos las zonas que más trabajo han aguantado...
- ¡Hidrátate! Como en todo ejercicio es fundamental hidratarnos. Quemamos grasa, pero también sales minerales y agua, así que debemos reponer líquidos para que el cuerpo siga funcionando con normalidad, con especial cuidado en épocas de calor donde la sudoración es mayor y hay más riesgo de deshidratación. Así pues, una botella de agua será nuestro mejor aliado en los paseos.
- Elige un buen calzado. Andar no conlleva tanto impacto como correr con lo que nuestras articulaciones estarán menos estresadas. Ahora bien, al igual que hacen los runners, también debemos darle la importancia que merece al calzado. Necesitaremos una zapatilla de deporte cómoda, con amortiguación, con una suela que nos evite los resbalones y que no haga que la planta del pie nos queme. Preferiblemente con un tejido traspirable y que haga de nuestro paseo un momento agradable y confortable.
Artículo escrito por el equipo de profesionales deportivos de los gimnasios Infinit Fitness.