El número de afectados por la enfermedad de Parkinson se duplicará en 20 años
Cada 11 de abril celebramos el Día Mundial del Parkinson, una fecha apropiada para recordar que el diagnóstico precoz puede mejorar el curso de la enfermedad y la calidad de vida de los pacientes. El temblor no es el único síntoma. La depresión, pérdida de olfato, estreñimiento y los problemas de sueño también están relacionados.
El Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa y crónica que afecta entre 120.000 y 150.000 personas en España. Tras el alzhéimer, es la patología neurológica más frecuente en mayores de 65 años. De hecho, la padecen entre 2% de los mayores de 65 y el 4 % de las personas de más de 85 años. Sin embargo, no se trata de una enfermedad exclusivamente asociada a la edad ya que el 15% de los pacientes no superan los 50 años e incluso se pueden encontrar casos cuya sintomatología se inicie en la infancia o la adolescencia.
“Aunque el origen de la enfermedad de Parkinson aún se desconoce, al igual que ocurre con la mayoría de enfermedades neurodegenerativas crónicas, se cree que su aparición surge por una combinación de factores de riesgo no modificables, como el envejecimiento o factores genéticos. No obstante las formas familiares sólo representan alrededor del 5% de los casos. La exposición a ciertos factores ambientales podría incrementar o disminuir el riesgo del Parkinson, pero el conocimiento de estos factores aún no es lo suficientemente amplio y se han encontrado resultados contradictorios en muchos estudios”, explica el Dr. Javier Pagonabarraga Mora, coordinador del Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento de la Sociedad Española de Neurología.
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No solo es temblor
La prevalencia de esta enfermedad ha aumentado en los últimos años en nuestro país. De hecho, la SEN estima que el número de afectados se duplicará en 20 años y se triplicará en 2050. La razón principal es el incremento de la esperanza de vida, además de los avances en el diagnóstico y el tratamiento así como una mayor sensibilización y conocimiento de la enfermedad, ya que es cada vez más conocido que es una enfermedad frecuente, tratable y que requiere de un diagnostico lo más temprano posible. No obstante, los pacientes con Parkinson tardan una media de entre 1 y 3 años en obtener un diagnóstico y se cree que hasta un 25% de los pacientes diagnosticados tienen en realidad otra enfermedad.
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“La enfermedad de Parkinson es una enfermedad caracterizada principalmente porque los pacientes presentan temblor de reposo, rigidez, pérdida de habilidad o rapidez para realizar funciones motoras, trastornos posturales y/o trastorno de la marcha. Sin embargo, un paciente con Parkinson puede desarrollar, entre 5 y 10 años antes del comienzo de los síntomas motores, muchos trastornos no relacionados con la motricidad, como son la pérdida de olfato, el trastorno de conducta del sueño REM y la depresión. Conocerlos e identificarlos puede ser clave para poder mejorar los tiempos de diagnóstico de esta enfermedad”, señala el Dr. Javier Pagonabarraga.
El estreñimiento puede aparecer a lo largo de la evolución de la enfermedad hasta en el 80% de los pacientes, la pérdida involuntaria de saliva en hasta el 75% y los trastornos del sueño afectan hasta un 90% los pacientes, especialmente en las fases avanzadas de la enfermedad. Síntomas como la ansiedad, depresión o estreñimiento son más frecuentes en las mujeres que en los hombres, mientras que la somnolencia diurna, la producción excesiva de saliva y la disfunción sexual son más prevalentes en los hombres. Hay que tener en cuenta, además, que en el 30-40% de los casos los pacientes no presentan temblor.
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¿Cómo se trata el Parkinson?
“La levodopa continúa siendo una opción terapéutica fundamental en la enfermedad, y la gran mayoría de los pacientes tratados responden muy satisfactoriamente”, destaca el Dr. Javier Pagonabarraga. “No obstante, el tratamiento de la enfermedad de Parkinson se basa en combinar la levodopa con los otros fármacos que potencian la funcionalidad de los sistemas cerebrales dopaminérgicos. Cuando el tratamiento con diferentes fármacos dopaminérgicos se complica con fluctuaciones motoras y discinesias, los pacientes también pueden disponer de otras terapias más invasivas, como la bomba de apomorfina, la infusión intraduodenal de levodopa o la estimulación cerebral profunda”.
La apomorfina en infusión subcutánea (ASBI), la bomba de infusión duodenal continua de levodopa/carbidopa (IDL) y la estimulación cerebral profunda (ECP) están claramente establecidas como alternativas terapéuticas seguras, eficaces e indicadas cuando aparecen complicaciones motoras incontrolables con el tratamiento farmacológico.