No hay duda de que el ‘coaching’ se ha convertido en la nueva moda: desde políticos, deportistas, actrices… hasta el resto de los mortales. Todos queremos en nuestra vida un coach o entrenador emocional que nos ayude a conseguir nuestras metas y ser más felices.
Un ‘coach’ y un psicólogo no son lo mismo
¿Qué estamos atravesando un mal momento emocional y nos sentimos tristes? Solución: un coach. ¿Estamos bloqueados o frustrados en el trabajo o sufrimos ansiedad? Solución: un coach. Definitivamente, el coach parece ser hoy día la solución ante cualquier adversidad. Pero, ¿sabemos si verdaderamente es la mejor opción para tratar nuestro problema? ¿Dónde queda la figura del psicólogo en la era del coaching?
La psicóloga Pilar Conde, y directora de Clínicas Origen, explica que existe una tendencia a interpretar ambos conceptos como idénticos; sin embargo, si atendemos a la definición que hace la Asociación Española de Coaching nos damos cuenta de que hay una diferencia sustancial: “Un coach es un gestor de la felicidad, una persona que ayuda a eliminar los elementos negativos de la vida con herramientas que facilitan la comprensión de nuestros pensamientos y comportamientos”, afirma José Miguel Gil, presidente de ASESCO (Asociación Española de Coaching).
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Por tanto, “el coach podrá ser beneficioso en todas las áreas de desarrollo profesional y personal en las que una persona quiera mejorar, incluyendo salud, economía, diversión y ocio, trabajo y familia; pero con un matiz: que la persona no presente sintomatología clínica como ansiedad o trastorno depresivo (así como otras limitaciones como fobias, tics y hábitos nerviosos, insomnio, trastornos de alimentación…). Si este es el caso, la elección siempre es terapia psicológica que, en todo caso, cuando la persona se encuentre estable, puede derivar en un proceso de coaching. Si lo que me sucede es que me encuentro insatisfecho, desactivado, pero no tengo elevados niveles de malestar, un proceso de coaching puede ser lo adecuado. La línea es muy fina, por lo que la mejor opción es acudir a un psicólogo experto en coaching (PEC) para que pueda asesorarnos; ya que nos garantiza contar con una formación en Psicología, haber realizado la especialización en algún área clínica de intervención y, además, conocer la metodología del coaching”, explica la psicóloga Pilar Conde.
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Así, el psicólogo, a diferencia del coach:
- Sabe diferenciar si una persona necesita un proceso de coaching o un tratamiento psicológico.
- Es experto en cómo se relacionan los pensamientos, las emociones y los comportamientos y saben cómo hay que trabajarlos.
- Conoce los procesos básicos de las personas, como la motivación, el aprendizaje o la percepción, que son necesarios para identificar cómo funciona realmente una persona.
- Tiene amplia experiencia en trabajar con personas en procesos de mejora.
- Está colegiado y posee seguro de responsabilidad civil.
- Se rige por el código deontológico del psicólogo.
“Sobre todo, hay que entender que para solucionar cualquier conflicto psicológico es imprescindible entender previamente sus causas y no limitarse a paliar sus efectos o síntomas. Así, para tratar a un paciente con la denominada ‘baja autoestima’ hay que entender su causa, en lugar de pretender resolverla tratando de elevarla con diferentes métodos. Para ello, es imprescindible tener en cuenta tres aspectos fundamentales del individuo: el comportamiento, lo que piensa y lo que siente, la correcta relación entre estos tres aspectos y el modo correcto de abordar cada uno de ellos. Todo esto conllevará la solución del conflicto, y es necesario para que un tratamiento sea realmente efectivo; ya estemos tratando trastornos de ansiedad, depresivos o problemas de pareja y convivencia, problemas laborales, etcétera”, explican la prestigiosa psicoterapeuta María Ibáñez Goicoechea y el psicólogo Jesús Jiménez Cascallana.
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